No es en una galaxia muy, muy lejana ni hace mucho tiempo. Ewan McGregor, el actor que encarnó al maestro jedi Obi Wan Kenobi en la segunda trilogía de Star Wars -entre otros papeles icónicos-, inicia un viaje de aventuras a bordo de una moto, junto con un amigo de toda la vida. Lo comienza, sí, en el confín más austral del mundo, Tierra del Fuego. Y lo hace con una característica muy de estos tiempos de la industria automotriz a nivel mundial: en una travesía integrada en su mayoría por vehículos eléctricos.
El astro escocés pone en marcha en Ushuaia la tercera etapa de un proyecto que inició en 2004. Lo lleva adelante con su amigo Charlie Boorman, también actor pero inglés y sin el mismo currículum que McGregor. El primero se llamó Long Way Round, o Un largo viaje alrededor (del mundo), en el que unieron Londres con Nueva York viajando de Occidente hacia Oriente. El segundo fue en 2007, cuando partieron desde Escocia y recorrieron África de norte a sur para documentar Long Way Down. Y 12 años más tarde retoman el espíritu aventurero para protagonizar Long Way Up, una suerte de cierre para la trilogía, en la que viajan desde la capital fueguina hasta Quito.
En los dos primeros, los británicos montaron sendas BMW R1200 GS Adventure, ya que la marca alemana fue uno de los auspiciantes de los viajes. En esta ocasión, McGregor y Boorman cambian de sello y de motorización, porque dejan las BMW con motor de combustión interna para pasar a dos Harley Davidson LiveWire, el primer modelo completamente eléctrico del legendario fabricante estadounidense. A su vez, la caravana de asistencia de los dos actores estará encabezada por dos pick ups también de origen norteamericano y enchufables: se trata de la Rivian R1T.
Por eso, cuando a Mcregor se lo vio en los últimos días de agosto por Buenos Aires, y sorprendió a cuanto argentino se lo cruzó como si fuera un porteño más, en verdad estaba en medio de la escala del viaje con destino final a Ushuaia, para poner primera en una aventura eléctrica que también será documentada en episodios, como sucedió con las dos primeras, e incluso promete proponer un fin benéfico, también siguiendo la lógica de las anteriores.
Un sonido familiar para Obi-Wan
Si un sello se le reconoce a Harley Davidson, entre tantos, está el sonido que emite, casi como si el golpeteo de los pistones saliera por los escapes. Y, se sabe, los motores eléctricos se las ven en figurillas para hacer ruido. De hecho, la LiveWire, cuando acelera, tiene un pitido agudo pero contundente, que no pasa inadvertido e incluso se asemeja al efecto utilizado por George Lucas para muchas naves espaciales usadas en Star Wars. Sí: una Harley a pedido de Obi-Wan Kenobi, podría decirse.
En términos de rendimiento, llega a los 75 caballos, con los que desarrolla una velocidad de punta de 180 kilómetros por hora. Nada despreciable, por cierto. Pero lo más llamativo de la primera moto eléctrica de Harley está en la conectividad, con un paquete que la vincula con una aplicación de celular. Por ello fue una de las estrellas de la última edición del CES, la muestra anual que en Las Vegas reúne las grandes novedades tecnológicas a nivel mundial.
Así, en el celular se puede recibir información directa acerca del estado de la moto, como por ejemplo la carga de la batería y la autonomía (es de 185 kilómetros) disponible desde cualquier lugar, siempre que haya suficiente cobertura móvil. También se cuenta con alertas de manipulación y localización del vehículo, y recordatorios y notificaciones de mantenimiento. Su precio ronda los 35 mil dólares.
Por otro lado, los motoqueros celebrities estarán acompañados por una caravana de vehículos de apoyo, entre los que hay un par de Rivian R1T, las primeras camionetas eléctricas de producción. Son fabricadas por una marca que es conocida en Estados Unidos como la Tesla de las pick-ups, por el nivel de desarrollo que alcanzó en los vehículos con propulsión limpia, aunque todavía está lejos del humo mediático alcanzado por la marca del magnate sudafricano Elon Musk.
Esta pick up de diseño futurista está provista de cuatro motores eléctricos (uno por cada rueda) que son capaces de erogar 750 caballos, y con su opción de batería más grande (180 kWh) proporciona una autonomía de 480 kilómetros. Claro que además de prescindir de la combustión en sus impulsores, esta chata sería capaz de girar como un tanque de guerra con sus orugas. Así lo había adelantado el fundador y CEO de la empresa, Robert Scaringe, en una entrevista reciente, aunque nunca se llegó a confirmar que efectivamente esta pick up cuenta con dicha tecnología. Por lo pronto, Rivian realizó los trámites para patentarla.
Amigos, aventuras y solidaridad
Con las series de documentales, McGregor y Boorman hacen realidad la fantasía de recorrer el mundo con un amigo, sin atarse a muchos protocolos, pero sí cumpliendo con una serie de cometidos. Entre ellos, aportar a causas benéficas.
El documental Long Way Round fue emitido por la cadena británica Sky. Con ella el actor escocés y el presentador inglés apoyaron el trabajo de Unicef en algunas zonas de su recorrido, como Ucrania y Mongolia, y llegaron a recaudar unos 120.000 euros. Salieron desde Londres luego de finalizada la primera parte del rodaje del Episodio 3 de la segunda trilogía en la saga Star Wars, La venganza de los Sith. Así, entre abril y julio de 2004, McGregor y Boorman, transitaron más de 30 mil kilómetros hacia el este, desde Londres para llegar a Nueva York.
Tres años más tarde repitieron la experiencia, esta vez en África, y se embarcaron en una nueva ruta que llamaron Long Way Down. Este recorrido les llevaría desde John O’Groats, un pueblo en el extremo norte de Escocia, hasta Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. A lo largo del viaje recorrieron 18 países, entre ellos Túnez, donde visitaron los lugares donde se rodaron escenas de Star Wars. También pasaron por Ruanda, donde tuvieron una audiencia con el presidente Paul Kagame; o Malawi, donde hicieron un alto para conocer un orfanato para niños afectados por el VIH. El material, en varios episodios, fue emitido por la cadena BBC.
Ahora se montan a las Harley Davidson eléctricas para unir Ushuaia con Quito, en 8500 kilómetros de caminos sudamericanos que, tal como sucedió en las dos travesías anteriores, son promesa de reunir historias no tanto de Obi-Wan Kenobi, sino más dignas de Edward Bloom, el maravilloso personaje al que le dio vida en El Gran Pez, una de las películas más poéticas de las dirigidas por Tim Burton.