Atlético Tucumán venció 3-1 a Belgrano y es escolta, a un punto de los de Avellaneda, que el domingo reciben a Banfield.
El sorprendente Atlético Tucuman quedó a un punto de Racing, el puntero de esta Superliga. El Decano no sólo festeja de local sino que ahora se acostumbró a ganar de visitante. En el arranque de la fecha 13, la víctima fue Belgrano.
Es oportuno marcar un dato que grafica al elenco del Ruso Zielinski: el DT se guardó algunos titulares para el clásico del próximo sábado ante San Martín de Tucuman. Empezó perdiendo y terminó con un 3-1 cómodo y luciéndose ante un Belgrano que perdió su segundo partido consecutivo (el anterior había sido con Independiente 1- 2) y cada vez está más comprometido. Es que si el Pirata no tiene futbol y no patea al arco es muy difícil que salga de la zona del descenso.
¿Cuál es el secreto de este asombroso Atlético Tucuman? Hay que rescatar varios aspectos. En primer lugar, el orden y la disciplina táctica; segundo, aunque cambien sus intérpretes (los delanteros fueron Leandro Díaz y Javier Toledo, habituales suplentes), la idea no se negocia; y en tercer lugar, tiene un atacante que brilla por su astucia, como Luis Miguel Rodríguez, que definió el partido con un verdadero golazo y gritó por 129° vez en su carrera. Brinda seguridad desde el fondo con Cristian Lucchetti y Bruno Bianchi, la figura del partido.
¿Cómo explicar este presente de Belgrano? Son muchas islas dispersas en un océano. Al no contar con delanteros de peso y alguien que genere volumen de juego, se torna dificultoso. Y Matías Suárez, emblema y referente, resulta sobrecargado de responsabilidades. Hay que rescatar a Lértora y Lugo, pero es su aporte insuficiente. Además, su defensa se exhibe frágil tal como resultó en el gol del empate: centro de Barbona, la bajó Toledo en el segundo palo y Bianchi entró con una soledad sorprendente para definir.
El primer tiempo fue bastante trabado y luchado. Se desperezaron cuando Bianchi lo tomó a Suárez dentro del área y derivó en penal. Sequeira lo pateó, Luchetti apenas pudo arañarlo y se abrió el marcador.
Todo siguió igual donde transcurrieron acciones sin demasiada relevancia hasta el mencionado empate. Un error de Rigamonti en un envío aéreo derivó en un tiro de Díaz que rozó el palo. Ese indicador sirvió para notar que no sería difícil para el Decano dañar a su rival. El segundo gol de la visita fue todo un lujo: 17 toques para que Díaz, con el arco vacío, ponga el 2-1.
El equipo de Osella seguía sin respuestas, casi ni atacaba. Hasta que el golazo del Pulga terminó con las ilusiones del Pirata. Se advierte lo duro que es este Atlético Tucuman, que afrontará con ánimos el clásico.