Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | La pandemia de Covid-19 que se vive en el presente incide drásticamente sobre todos además de la política.
“La nueva normalidad” también llegó a los políticos
La llegada del Covid-19, o de la Covid como otros prefieren, cambió a tal punto el escenario de la política comarcana, que se debe proyectar los pasos sobre la “nueva normalidad”.
En ese sentido, podemos dividir la cuestión en dos sectores bien diferenciados: el oficialismo y la oposición.
En el oficialismo provincial, la dupla gobernante conformada por Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, no quiere sorpresas.
La bendición de los candidatos
Inserta en ese deseo se encuentra la necesidad de buscar la unidad, por lo que se descuenta que habrá una lista de consenso.
Es por ello que muchos se peinan para la foto de los nuevos diputados y senadores tucumanos, pero lo hacen con la aflicción de la pandemia.
La bendición de los candidatos pasará, ante estas circunstancias, por el visto bueno de los conductores políticos, más allá de las especulaciones que siempre surgen.
Los que bailan con la más fea
En la lucha contra el Covid-19, y en medio de la suba de los contagios, quienes están bailando con la más fea son los intendentes del Gran San Miguel de Tucumán.
A tal punto que las que parecían medidas fuertes, ante la multiplicación de los contagios, se vistieron de decisiones acertadas, como en el caso de Carlos Najar en Las Talitas.
Quien también tomó decisiones drásticas y férreos controles es el intendente de Banda del Río Salí, Darío Monteros, quien tuvo un campo de experimentación interesante con los contagios en Lastenia.
Un cambio de cámara con perfume de mujer
Allí, el mandatario bandeño no está solo, sino que cuenta con el apoyo de su esposa y diputada nacional, Gladys Medina, de activa participación en las acciones de bloqueo de contagio con el cierre de varias manzanas.
“Cuando el río suena, agua trae” solían decir nuestros abuelos con esa sabiduría popular que se traslada de generación en generación. Lo podríamos aplicar a este escenario, porque suena la diputada Medina para pasar a la Cámara Alta.
Hasta el momento ha demostrado participación, compromiso y no tuvo el miedo escénico que puede generar la gran responsabilidad de representar a los comprovincianos en el Congreso de la Nación. Tiene el visto bueno.
Menos exposición
En el plano de las que aspiran al cupo femenino, es de destacar que la ministra de Gobierno y Justicia, Carolina Vargas Aignasse, ha perdido el protagonismo de los primeros tiempos de la pandemia.
El escenario fue copado, por razones de credibilidad sanitaria, por la actual titular de la cartera de Salud, Rossana Chahla, aunque hasta el momento no aparece su nombre como posible candidata a la renovación legislativa nacional.
En cuanto a los nombres de la totalidad de la lista, aún no terminan de cuajar. Sin embargo, el tablero político, con escaso margen de maniobra para las divisiones, se encamina hacia una paz necesaria e imprescindible.
Los que piden pista desde afuera
De los jefes municipales de esta gran área metropolitana, el que lleva la peor parte con el Covid-19 es el intendente capitalino Germán Alfaro, quien tampoco parece haber cerrado un regreso activo dentro de las filas del Partido Justicialista.
El “lord mayor” quiere ver si logra el ansiado regreso al PJ, que al parecer no será fácil, y sueña con meter a su esposa, la actual diputada nacional Beatriz Ávila, como senadora. Hasta el momento no hubo resultados.
Pero tiene la carta fuerte en el potencial apoyo que le daría con su voto a la reforma judicial que impulsa el gobierno nacional a través de Alberto Fernández. Desde siempre se sabe que en todo ámbito, las cosas muchas veces se definen en Buenos Aires.
Una elección de medio tiempo
La historia dirá que las elecciones de medio tiempo, como las legislativas nacionales del año próximo, en la mayoría de los casos no son favorables para los oficialismos, pero sirven para ver cómo se acomodan las fichas.
En política no hay nada que inventar. Es un juego de ajedrez en el que el que tiene paciencia y estudia la jugada es quien gana. En el oficialismo, la clave pasa por mantenerse unidos y no generar fisuras internas que hagan perderlo todo.
Ya lo vivió Tucumán en los cuatro años de gestión presidencial de Mauricio Macri, período en el que no llegaron obras de envergadura a la provincia ni se realizaron inversiones. Sólo se vio la máquina de humo del Plan Belgrano.
Opositores no saben quién es el conductor
En nuestra provincia, la oposición no tiene un conductor claro. Mientras el actual diputado nacional José Cano trata de recuperarse de la debacle macrista y sus propios errores; Silvia Elías de Pérez, digiere como puede la derrota en las últimas elecciones.
Quien piensa que no tiene desgaste, es el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, quien también tiene que lidiar en paralelo con la pandemia en una ciudad en la que los vecinos gustan del deporte y la vida al aire libre.
Campero tiró la idea de alianza con el bussismo, pero recibió críticas desde distintos sectores del radicalismo y aquellos que sufrieron la sangrienta dictadura en donde el fundador de Fuerza Republicana tuvo gran protagonismo.
¿Dónde está el ejército?
Por otra parte, el actual legislador y presidente de FR, Ricardo Bussi, aún no trajo al ejército como prometió en campaña. El mal humor de la gente con respecto a la inseguridad, se potencia en estos tiempos difíciles de Covid-19.
Ya nadie parece comer vidrio y creer que el ejército en las calles pueda ser una promesa que se pueda cumplir, además de hacer que presos construyan nuevas cárceles o se queden sin comer si no trabajan por ese sustento.
La gente ya no se asusta con nada, porque parece que el propio “Cuco” toma la sopa con la foto de varios políticos de la provincia. Lo cierto es que los tucumanos tenemos que lidiar con esta pandemia y, al parecer, los políticos más aún.
*Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.