El izquierdista llega al Palacio de Planalto tras dos mandatos y 580 días preso acusado de corrupción y lavado de dinero. Las perspectivas de su gobierno y los desafíos que le deparan.
Luiz Inácio Lula da Silva comienza este 2023 con un gran reto a sus 77 años. Desde este domingo será por tercera vez en su historia presidente de Brasil aunque, en esta oportunidad, con grandes desafíos por delante.
En un clima de cierta tristeza tras la muerte del ídolo del fútbol Pelé, comienza una nueva “Era Lula” que tendrá por principal objetivo sanar un país profundamente dividido y abrirse nuevamente al mundo, que se mantiene expectante del camino que pueda tomar Brasil.
Las calles de Brasilia se tiñen de fiesta para recibir a los cerca de 300.000 seguidores del líder izquierdista. El equipo de transición preparó un minucioso operativo policial que movilizará a 15.000 agentes de todos los cuerpos de seguridad del Estado para poder garantizar una fiesta en paz, tras los múltiples atentados llevados a cabo por los seguidores de Jair Bolsonaro.
En un guiño al mundo sobre su tendencia aperturista, el acto contará con la mayor representación extranjera vista hasta el presente en una investidura en el país. En total, estarán presentes delegaciones de medio centenar de países, entre ellos, veinte jefes de Estado y Gobierno como los de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Alemania, Portugal, y el rey Felipe VI de España.
Muchos de ellos, incluso, mantendrán encuentros el lunes, en una clara señal de restablecimiento de las relaciones bilaterales.
Bolsonaro se despidió de Brasil
Quien no estará presente, sin embargo, será el presidente saliente, Jair Bolsonaro, quien no cumplirá con su tarea de traspaso de la faja presidencial. El equipo de transición mencionó la posibilidad de que quede en manos de un grupo de personas que simbolizarán la “diversidad del Brasil democrático”.
El líder ultraderechista aún no reconoce la victoria de Lula en los peleados comicios de octubre que lo dieron perdedor por una estrecha diferencia de menos de dos puntos y con 58,2 millones de votos -más de los conseguidos cuatro años antes-.
El último viernes, luego de más de 60 días de silencio casi absoluto, se despidió de la Nación en un mensaje emitido en vivo por sus redes sociales y pidió a sus seguidores que mantengan una oposición dura al “comunismo” de Lula. Momentos más tarde, abandonó el país rumbo a Estados Unidos donde, según informan medios locales, permanecerá unos tres meses.
fuente: infobae