El buque “Hamburg” amarró el viernes en el puerto metropolitano. Doce horas después, las autoridades se dieron cuenta que habían cometido un error geográfico y deberían haber aplicado otro protocolo en medio del temor mundial por la nueva cepa africana de COVID-19.
“Boluda, este barco viene de Cabo Verde, ¿eso no es en África?”
La frase es real y fue pronunciada el sábado pasado por una inspectora de la Dirección de Sanidad de Fronteras que se ubicaba en el puente de mando del buque crucero de bandera de Bahamas MS Hamburg. Su interlocutora era otra funcionaria del mismo organismo que se encontraba en tierra y sostenía que la isla integra el continente asiático.
Lo que podría ser solo una simple anécdota sobre desconocimiento geográfico representa en el contexto actual un grave yerro: el “error” de quien argumentaba que Cabo Verde se encuentra en Asia permitió que una nave procedente del continente africano llegara al país casi sin controles en medio de la preocupación mundial que existe por el surgimiento de la variante Ómicron de coronavirus. Más tarde se confirmó que hay un caso positivo.
Si bien este lunes fueron publicadas nuevas restricciones en la Argentina para personas que estuvieron en ese continente en los últimos 14 días, las autoridades de fronteras ya habían recibido indicaciones internas de extremar los controles para postergar lo máximo posible el ingreso de la nueva cepa al país. El buque había estado 6 días navegando.
El buque de pasajeros Hamburg fue construido en 1997 en Alemania. Tiene un desplazamiento de 15.000 toneladas y capacidad para más de 400 pasajeros. Es propiedad del grupo naviero Conti y habitualmente realiza cruceros por el Mediterráneo y el Atlántico. Su tripulación es de 170 marinos. El viernes pasado, a las 19:30, ingresó a la terminal de cruceros “Benito Quinquela Martín” del puerto metropolitano luego que -como sucede habitualmente- las autoridades de Sanidad de Fronteras le otorgarán la llamada “libre plática”, lo que implica que tanto pasajeros como tripulación pueden descender a tierra firme.
Para el otorgamiento de tal autorización, es necesario que el capitán informe previamente cuáles fueron los puertos en donde estuvo amarrado el buque, la cantidad de pasajeros y el estado sanitario de los mismos, algo que en este caso se cumplió rigurosamente. Sin objeciones, la autoridad sanitaria autorizó el amarre y el consecuente ingreso y egreso de los 300 pasajeros (en su mayoría alemanes), además el eventual embarque de quienes abordarán la nave en el puerto local.
Todo transcurrió con normalidad hasta las 8:15 del sábado, cuando se desató la discusión entre la inspectora que detectó el error con su compañera, ambas integrantes de la oficina que tiene la responsabilidad de velar por la sanidad nacional en fronteras marítimas, aéreas y terrestres de todo el país.
Con la discusión quedó en evidencia que el personal sanitario que el viernes había habilitado el descenso de los pasajeros desconocía que el puerto caboverdiano de Praia (del cual procedía el crucero) es parte del Archipiélago de Cabo Verde, ubicado en el Océano Atlántico, frente a las costas de Senegal, en el norte de África.
“Fue increíble presenciar la acalorada discusión telefónica en el puente de mando del buque, los gritos de la persona que hablaba desde tierra se escuchaban a través del celular de la funcionaria embarcada. Se consultaban mutuamente si Cabo Verde era parte de Asia, de África o de la India. Luego de un silencio, llegó la confirmación: “Es África” nos mandamos una macana”, relató uno de los testigos del hecho.
Una vez descubierto el fallo, llegó la orden de retirar la “libre plática” de la nave. “Señores este buque está en cuarentena en virtud de las disposiciones del Estado Nacional, nadie puede bajar o subir”, se informó oficialmente. En esos momentos también se llevaba a cabo en el barco una inspección rutinaria de la Prefectura Naval Argentina. El personal policial tuvo que desembarcar y trasladarse a través de un corredor seguro a un centro de aislamiento de la institución.
Simultáneamente, se ordenó a los pasajeros y tripulantes el confinamiento en camarotes a la espera de que se realicen los hisopados de rigor, cuyos resultados se conocerán en las próximas horas.
A partir del “descubrimiento” de la procedencia geográfica del Hamburg y considerando que habían transcurrido 12 horas desde que se emitió la autorización para bajar a tierra, comenzó una desesperada “cacería” de tripulantes y turistas que se encontraban disfrutando de los atractivos turísticos de Buenos Aires. Por ejemplo, un grupo de turistas alemanes que se dirigía el sábado en una camioneta a Ezeiza para abordar un vuelo de regreso a su país fue interceptado y obligado a regresar a bordo.
Estaba prevista una próximo destino para el Hamburg: el puerto de Mar del Plata. Sin embargo, la escala quedó en dudas porque las mismas autoridades que permitieron el ingreso de la nave al puerto de Buenos Aires ahora consideran que el ascenso o descenso de pasajeros en la ciudad balnearia no era seguro. Nadie en Sanidad de Fronteras explicó las razones de esta medida.
Fuentes de la naviera confirmaron a Infobae que se suspendió la escala de Montevideo, pero que aún tenían previsto ir a Puerto Madryn y Ushuaia, algo que está totalmente supeditado a lo que las autoridades sanitarias dispongan.