“Quiero contar lo más triste que me pasó en la vida. Nunca imaginé encontrarme en esta situación tan dolorosa. Si fuera por mí, no desearía hablar de algo que tanto daño me hace, pero es tanta la presión y la impotencia, que decidí expresar un poco de lo que siento frente a tanta injusticia”, escribió la joven jugadora de rugby femenino, de 24 años, que denunció a cinco jugadores y al manager del seleccionado de la Unión de Rugby de Cuyo por abuso sexual. La contraofensiva de la defensa de los rugbiers fue una denuncia contra la chica por falso testimonio, lo que motivó una carta pública de la joven que ayer se viralizó en las redes sociales.
“Me parece muy injusto haber ido a una fiesta a pasar un buen rato con mis amigas y que haya terminado todo tan mal como terminó, que cinco “hombres” hayan abusado de mí. Nunca me imaginé y menos sospeché que gente de mi entorno, con las cuales compartimos la misma pasión por el rugby, me traicionaran de esta manera”, planteó la joven en el escrito. Y sobre la acusación de que ella había consentido las relaciones sexuales, aclaró: “bajo ninguna circunstancia hubiera aceptado estar en esa horrible situación con cinco hombres”.
“Me robaron mi dignidad sin importarles nada. Solo fui una ‘cosa’ que usaron para calmar sus más bajos instintos. Me quitaron la posibilidad de decidir sobre mi propio cuerpo. ‘Ellos’ decidieron por mí”, expresó la chica en un crudo relato de la fiesta en la casa del manager José Hervida,el 22 de diciembre, para celebrar que el seleccionado cuyano se había impuesto en el Seven de la República al seleccionado de Buenos Aires.
La joven negó cualquier posibilidad de haber emitido falso testimonio como asegura la defensa de algunos de los rugbiers imputados: “Dicen que esto yo lo inventé, que podría sacar provecho. Sólo en una mente perversa esta sea una manera. Nadie inventaría una cosa así”.
La Justicia imputó en enero por abuso sexual agravado a cuatro jugadores y al manager José Hervida, por abuso simple. La denunciante declaró en la Fiscalía que no recuerda lo que pasó: “Me dieron de tomar algunos tragos y al día siguiente no podía acordarme de nada. Pensé que no podía haber tomado tanto como para no recordar”, dijo.
Fue el manager quien por mensaje de WhatsApp le confirmó con cuántos jugadores había tenido sexo esa noche: al menos cinco, según escribió el hombre. La joven asegura que las relaciones no fueron consentidas y cree que pueden haberle dado alguna droga como burundanga u otro tipo de anestésico que le podría haber bloqueado la voluntad. “Hemos pedido que se hagan análisis complementarios que busquen alguna sustancia extraña”, dijo el abogado de la denunciante, Lucas Lecour.
Los imputados son: dos jugadores de Banco Mendoza, Lisandro Biffi y Sebastián Vanin, que son hijo y sobrino, respectivamente, del presidente del bloque radical de la Cámara de Diputados y ex intendente de Godoy Cruz, César Biffi; un jugador de Peumayén, Ignacio Ceschín, y Enzo Falaschi, jugador de Teqüe, que integró el seleccionado de Los Pumitas.
Los rugbiers no quedaron detenidos. Su abogado, Juan Day, acompañó a los cuatro jugadores hasta la Fiscalía de Luján-Maipú, donde el fiscal Galdo Andreoni los imputó por abuso sexual agravado por acceso carnal y debieron pagar una fianza de 150 mil pesos. Este delito tiene pena de seis a quince años de prisión.
EL texto completo de la carta:
“Sólo una mente perversa inventaría algo así”
Quiero contar lo más triste que me pasó en la vida. Nunca imaginé encontrarme en esta situación tan dolorosa. Si fuera por mí, no desearía hablar de algo que tanto daño me hace, pero es tanta la presión y la impotencia, que decidí expresar un poco de lo que siento frente a tanta injusticia.
Me parece muy injusto haber ido a una fiesta a pasar un buen rato con mis amigas y que haya terminado todo tan mal como terminó, que cinco “hombres” hayan abusado de mí. Nunca me imaginé y menos sospeché que gente de mi entorno, con las cuales compartimos la misma pasión por el rugby, me traicionaran de esta manera.
Quiero y necesito aclarar que en ningún caso, ni bajo ninguna circunstancia, hubiera aceptado estar en esa horrible situación con cinco hombres. Esa noche no di mi consentimiento para nada de todo lo que pasó. Me robaron mi dignidad sin importarles nada. Solo fui una “cosa” que usaron para calmar sus más bajos instintos. “Ellos” decidieron por mí. No es normal que cinco hombres se acuesten con la misma mujer en tan poco tiempo y frente a personas mayores. Ya no es suficiente decir no, a mí ni siquiera me dejaron decir “NO”.
Como si todo lo que pasó esa noche fuera poco, mi vida cambió y se volvió un infierno. No es solamente denunciar el hecho y listo, no. Significa someterme a miles de cosas horribles e ir a lugares donde no quiero estar. Es intentar procesar todo lo que pasó y estoy pasando, y buscarle algún sentido. Tener que escuchar que mienten sobre lo ocurrido, que digan que yo violé a un grupo de cinco hombres, que yo busqué esto por haber ido a la fiesta y tomado alcohol, que busco prensa, dinero y mil cosas más, dignas de personas verdaderamente muy malas, poco racionales y, prácticamente, nada humanas. Dicen que esto yo lo inventé, que podría sacar provecho, solo en una mente perversa, esta sea una manera. Nadie inventaría una cosa así.
Significa estar mal, angustiada, llorar todo el tiempo y de la nada, no poder sonreír con las mismas ganas y felicidad que antes lo hacía, es intentar estar bien sin poder lograrlo. Abandonar todas mis actividades cotidianas. Es tan difícil entender que la vida sigue.
No deseo semejante dolor a nadie, ni siquiera a las personas que tanto daño me hicieron y me siguen haciendo. Ojalá nunca se encuentren con una hermana, una madre, una hija, una nieta, una novia, una amiga, ni a nadie en esta situación.
Fuente: Clarín