Recorrida por el campus de 21 edificios, en el que trabajan 14 mil personas. Food trucks, cremas en los baños y más.
La oficina que Mark Zuckerberg compró en la pequeña ciudad de Palo Alto, en California, para comenzar el proyecto Facebook en el amanecer de 2004 duró lo que un chasquido. El auge casi inmediato de la compañía a nivel mundial y los nuevos desafíos lo obligaron a mudarse hacia la cercana Menlo Park, también en California. Aquí, a pocos minutos de la universidad de Stanford y sobre las tierras del antiguo Parque de Ciencia y Tecnología, montó su gran negocio. Su imperio.
Un cartel de chapa con el pulgar arriba –el símbolo universal del “Me Gusta”- en la entrada de la calle Hacker Way es lo único modesto dentro de este campus de proporciones grandilocuentes.
Sólo aquí trabajan 14 mil personas cada día, la mitad de los empleados que tiene la red social en todo el mundo. Son programadores, ingenieros, diseñadores y técnicos en informática en su mayoría, aunque también hay personal de todos los rubros imaginables: desde contadores y economistas hasta peluqueros, profesores de gimnasia y jardineros.
Similar al modelo Google, Facebook planificó todas las comodidades al servicio de sus empleados. Claro, como el centro de la ciudad queda a unos 20 minutos en auto, no hay tiempo que perder yendo y viniendo al kiosco. Aunque no es posible dormir en la sede, sí pueden vivir como en casa: lavar su ropa, hacer transacciones en el banco, tomar un helado en el área de food trucks, revisar la biblioteca o incluso hacer ejercicio.
Puerta de entrada. El “Me Gusta”, en el ingreso de la calle Hacker Way.
Un aviso pegado en un paredón convocaba a una caminata en el atardecer para cortar con el sedentarismo. También llama la atención la barbería, que atiende a los empleados a toda hora y cobra unos 30 dólares por corte. “Pero incluye lavado”, intentó convencer la amable peluquera a este cronista.
Otra curiosidad: los baños de uso común ofrecen un kit de higiene personal, con cremas, toallitas femeninas, hilo dental y hasta un cepillo de dientes descartable con pasta incorporada. Ningún detalle librado al azar.
Los ratos libres en las calles internas podrían emular el recreo en cualquier universidad. Una marea de jóvenes de entre 20 y 35 años, provenientes de diferentes culturas y nacionalidades del mundo, se ramifican por los 21 edificios sustentables con que cuenta el predio, entre áreas parquizadas, caminos coloridos y puentes de conexión (todos son rojos, en homenaje al Golden Gate de San Francisco).
Aseguran con cierta timidez que la oficina del gran Mark está en el edificio número 8, aunque su acceso es un tanto restringido. Sólo pueden ingresar personas con cita agendada previamente o ante eventualidades de carácter mundial.
Colores, energía y mucha luz. Los 21 edificios de Facebook en Menlo Park son sustentables.
Como las distancias dentro del complejo son considerables, abundan las estaciones de bicing para ir de un lugar a otro. Eso sí, para volver a casa mejor los micros. La compañía dispone de 200 colectivos propios que llevan y traen a los trabajadores de las ciudades cercanas. También se admite el ingreso de acompañantes ajenos, siempre y cuando tengan alguna razón de ser. El predio no está abierto al público, pero estiman que 400 mil visitantes lo recorren cada año.
Más de 2.000 millones de personas usan Facebook todos los días en el mundo. En Argentina, más de 25 millones.