El equipo de Barros Schelotto le ganó 5-0 a Alianza Lima y, gracias al triunfo de Palmeiras, avanzó.
Con los ojos en la Bombonera y con los oídos en San Pablo. No hubo tantas radios como en muchas definiciones del torneo local. Pero aparecieron los teléfonos celulares para consultar minuto a minuto.
Fueron dos partidos en uno para llegar a octavos de final. Con sufrimiento más por lo que pudiera hacer Palmeiras frente a Junior que por un partido sin equivalencias frente a Alianza Lima. Boca hizo primero lo primero: destrozó a los peruanos.
Con un Pavón decisivo para fabricar los goles, un Tevez muy activo dentro y fuera del área y los goles puntuales de Wanchope Abila, goleó 5-0 y coronó la noche con las buenas noticias que llegaron desde San Pablo donde Palmeiras le ganó 3-1 a Junior y lo dejó afuera de la Copa.
En La Boca todo transcurrió sin problemas. Fue un paseo desde el inicio para los de Guillermo Barros Schelotto. Frente a un rival ya eliminado y de flojo nivel, le alcanzó con el empuje a Boca para ponerse en ventaja y empezar a ver la noche tensa con otros ojos.
Fue Edwin Cardona el que abrió la cuenta con un zurdazo a colocar contra el palo izquierdo tras un buen pase atrás de Cristian Pavón.
Y así, al trote, también llegó el 2-0, de otro colombiano. Frank Fabra llegó al fondo por izquierda, penetró en diagonal al área tras otro buen pase de Pavón y definió al primer palo ante la salida del arquero Angelo Campos.
Era un monólogo de Boca, que trituraba a los peruanos. Para colmo de un córner a favor de Alianza Lima llegó el tercero que liquidó las acciones.
Nuevamente Pavón guapeó y asistió. El 7 dijo presente en los tres gritos. Y el que coronó la acción fue Wanchope Abila con una definición exquisita.
Ya no había partido en la Bombonera. Iban apenas 35 minutos de la primer parte y Boca ya tenía su parte hecha. Todo lo demás dependía de Palmeiras.
Sólo restaba saber por cuántos goles ganaría el equipo de Guillermo. Antes de ir a los vestuarios otra vez apareció Wanchope (tocó al arco vacío tras un buen centro al medio de Cardona) para meter el cuarto y empezar a florearse. Era un entrenamiento con público. Y para colmo un público que prestaba a atención más a un partido ajeno que al propio.
En el segundo tiempo llegó la buena noticia que tanto esperaba la multitud en La Boca. Miguel Borja puso el 1-0 de Palmeiras ante Junior y fue tan festejado como los cuatro tantos que había hecho Boca.
Carlos Tevez intenta progresar ante la marca fuerte de Cruzado. (Juano Tesone)
Alivio. Desahogo. Desde el Allianz Parque de San Pablo a los corazones de todos los boquenses. La agonía parecía extenderse en ese penal mal cobrado para Junior pero enseguida volvió el alma al cuerpo con la atajada fenomenal de Fernando Prass para quedarse con el zurdazo desde los doce pasos de Jarlan Barrera.
Ahí Boca empezó a sentirse definitivamente en octavos de final. Y cuando Carlitos Tevez la clavó al ángulo para el 5-0 (cuarta asistencia de Pavón en el partido) ya no había angustia.
El semestre definitivamente tomaba otro color. Los fantasmas se iban de la Bombonera al compás del segundo gol del Palmeiras. Boca se aferró al segundo puesto del Grupo H. Y ahora es momento de descansar. Bicampeón en la Superliga y con el pasaje a octavos en el bolsillo.
Después del Mundial, Boca seguirá con vida en la Libertadores. Y empieza una nueva historia.