Por la elevada inseguridad, la gente sigue apostando a las razas consideradas “peligrosas”, como pitbull, rottweiler y dogo. Sólo en alimento balanceado, para mantener a uno de estos animales se necesitan $ 1.500 por mes.

Nada desalienta la compra de los llamados “perros de guardia” como mascota. Ni los abultados precios que tienen hoy estos canes, ni el costo fijo que implica mantenerlos, ni tampoco –y llamativamente- las noticias que con frecuencia afianzan su reputación de “malos de la película”: desde ataques callejeros a personas que simplemente pasaban por ahí, hasta incidentes puertas adentro, como ocurrió el fin de semana en San Isidro, cuando una nena de seis años murió, producto de las heridas que le provocó una cruza de dogo con rottweiler. No un extraño sino el perro de su casa, que la acompañaba mientras ella miraba un rato la tele.

Pese a los accidentes domésticos, no bajan las ventas

Sería razonable creer que estas noticias producen algún altibajo en el mercado de estos animales, que muchas personas llevan a sus casas como un recurso para prevenirse de la inseguridad. Pero no.

Las ventas se mantienen igual. Admiten –y se lo atribuyen a la crisis económica- que en los últimos dos años hubo menos consultas telefónicas y online, pero no cayeron las operaciones. Y no ven que las noticias de episodios violentos afecten el interés del sector que pide estos perros.

“Aun con todas estas cosas que pasan, quienes buscan perros se preocupan por encontrar un criadero con años de experiencia, y como vendemos perros con papeles de la Federación Cinológica Argentina y con microchip, y tenemos reputación, la gente nos conoce. Siempre tenemos lista de espera para la compra de cachorros. No hay una diferencia en las ventas”, contó Florencia Tieso, a cargo del criadero de pitbulls BlueKan Kennel.

Estimó que pudo haber surgido una mayor toma de conciencia de los riesgos de adquirir perros cuya genética sea imprecisa: “Quizás haya disminuido la venta de perros sin papeles, de cruzas o genéticas raras. Porque el perro es 50 por ciento genética y 50 por ciento la crianza en su nuevo hogar. La fórmula ideal es que tenga ambas cosas bien. Cuando no podés corroborar el pedigree, hay más chances de que ocurran desgracias”.

fuente: clarín

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