Se trata del subalférez Emmanuel Echazú. Es uno de los que llegó hasta el río y armó el acta del operativo.
Luego del informe que presentó el Gobierno ante el juez de Esquel Guido Otranto en el que apunta al rol de siete gendarmes, los investigadores centran sus sospechas sobre uno de los oficiales que participó del operativo del 1 de septiembre. Se trata del subalférez Emmanuel Echazú, el gendarme que fue herido a los pocos metros de poner un pie sobre el territorio ocupado en Cushamen.
Es el nombre que sobresale de la lista que el magistrado tiene apuntada en su oficina. La completan otros seis agentes: Orlando Yucra, Julio Segovia, Juan Carlos Pelozo, Jorge Fortunato, Ramón Vera y Darío Zoilán.
Echazú recibió el impacto de una pedrada que le provocó una doble fractura de mandíbula alrededor de las 11.30 en el arranque del operativo que condujo el comandante segundo del Escuadrón 36, Juan Pablo Escola. Tal como este último relató a Clarín en una entrevista, el joven continuó avanzando junto a su superior sin hacer caso a la gravedad de su herida.
Según pudo averiguar este diario, los investigadores sospecharon desde el principio de Echazú. Y tras el informe que le envió el Gobierno reforzó sus sospechas. Para la Justicia, el subalférez pudo haber actuado violentamente movido por la furia y la adrenalina del momento y golpear a Maldonado hasta llevarlo a la muerte. “Los investigadores creen que era la única persona con una motivación muy fuerte para matar a alguien. Estaba mal herido, es joven, fuerte y pudo agarrar a uno de los integrantes del Lof y atacarlo con una piedra ya que no iban armados”, dijo una alta fuente. “Es llamativo que siguiera adelante con esa lesión y es quien hace el acta”, agrega.
Echazú es el gendarme al que se le encargó levantar el acta de todo lo acontecido en el campo aquella jornada. Buena parte de lo que se sabe oficialmente de los hechos en Cushamen -una base esencial a partir de la cual Gendarmería Nacional elaboró su propio informe destinado a la Justicia Federal- fue escrito por el gendarme.
En un detalle –destinado al Ministerio Público- acerca de quienes actuaron en Cushamen aquel día, el comandante del Escuadrón 36 de Esquel, Pablo Badie, no incluyó a Echazú en una primera instancia. Según el comandante estuvieron: “el comandante Juan Pablo Escola (único con nombre y apellido completos), 1er Alférez Lozano, Suboficial principal Gauna, Sargento Ayudante Ocampo, Sargento Sánchez, Cabo 1ro Ahumada, Cabo 1ro Leguizamón, Cabo Enciso”. No hay ningún Echazú.
“Fracturado, sangrando y todo, un gendarme avanzó conmigo, no se dio cuenta de sus heridas de la tensión que teníamos. Eso fue como a las 11,30. Íbamos lento y muy pesado, con el chaleco antibalas, con los cascos, los borceguíes. El suelo era arcilloso, muy incómodo”, detalló Escola durante su entrevista. El comandante, además, profundizó al referir que Echazú y él funcionaron juntos y que para protegerse de los piedrazos colocaban sus brazos frente al rostro. Escola dijo que no alcanzaron el río.
Una nueva cronología entregada a la Justicia Federal por Gendarmería Nacional, sí lo ubica alrededor del mediodía en la entrada del Pu Lof. Junto al agente habrían estado el primer alférez Daniel Gómez y los oficiales Coronel, González, Coca Alba, Carmen Saldaño y Echazú.
Echazú permanece de licencia y no ha tenido ningún contacto con los medios. Hasta ahora solo aparecieron unas fotografías en las que se lo observa con el rostro golpeado y la mirada fija. Fuentes del Gobierno confirman que el gendarme “no va a hablar, pero existe y es real y le rompieron la cara”.
Fuente: Clarín