Con el control de cambios y la suba de tasas aumentaron los plazos fijos en pesos y su monto medido en dólares supera a las colocaciones en moneda dura, que crecen por fuera del sistema.
La súper abundancia de liquidez revitalizó al plazo fijo como alternativa para los pesos, un instrumento de ahorro potenciado por tasas de interés reales positivas. Además, un control de cambios duro y las restricciones para el retiro de efectivo de bancos, por las medidas de aislamiento social preventivo del COVID-19, recorta la demanda de dólares, tanto en el circuito oficial como en el mercado paralelo.
Por eso, en los últimos meses se hizo evidente cómo el plazo fijo estuvo ganando la pulseada contra su principal rival, el dólar, en la preferencia de los argentinos que puede ahorrar en este contexto.
Los plazos fijos privados ($1,8 billones) representan unos USD 18.600 millones, mientras que los depósitos en dólares del sector privado suman USD 17.000 millones.
Ejemplo de esto es que durante mayo, los individuos, que básicamente compran moneda extranjera para atesoramiento, viajes y otros consumos en el exterior, compraron de forma neta USD 534 millones en el mercado de cambios formal, mientras que los inversores institucionales adquirieron en forma neta unos 12 millones de dólares.
Un informe de First Capital Group detalló: “en junio, los depósitos en moneda nacional se incrementaron 9,9% impulsados por los plazos fijos en pesos, lo que representa una evolución de 79,7% en términos interanuales. Los plazos fijos en pesos aumentaron 11% respecto a mayo. Los depósitos en dólares disminuyeron 0,4% en el mes, en términos interanuales, la disminución es del 46 por ciento”.
fuente: infobae