En lugar de pensar en fármacos de diseño nuevo, un grupo de científicos de la Universidad de California en San Francisco buscó entre las 2.000 drogas ya aprobadas para humanos algunas que pudieran tratar o indicar un camino terapéutico para el COVID-19.

Un mapa del coronavirus: eso era lo que podía ayudar a encontrar los puntos débiles por los cuales atacar al nuevo patógeno. “Cuanto más sepamos de qué modo se une, invade y secuestra las células humanas, más efectiva va a ser la búsqueda de drogas para combatirlo”, estimaron Nevan Krogan, director del Instituto de Biociencia Cuantitativa del Instituto Gladstone y sus colegas de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).

Nuevo descubrimiento

“El mapa muestra todas las proteínas de coronavirus y todas las proteínas del cuerpo humano que se encontró que podrían interactuar con ellas”, explicó en The Conversation. “En teoría, cualquier intersección entre proteínas virales y proteínas humanas en ese mapa es un lugar donde una droga podría combatir al SARS-CoV-2. Pero en lugar de tratar de desarrollar drogas nuevas”, se distinguieron los investigadores, “miramos hacia las más de 2.000 sustancias únicas ya aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)”.

En algún lugar de un catálogo tan amplio, especularon, “podría haber unas pocas drogas o componentes que interactúan con las mismas proteínas humanas que el coronavirus”, contó Krogan. “Y tuvimos razón”.

69 drogas conocidas

El equipo multidisciplinario de UCSF identificó 69 drogas y componentes con potencial para tratar el COVID-19. A medida que lo hacía, enviaba muestras de esas sustancias al Instituto Pasteur, en Paris, y a la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en Nueva York, para someterlos a pruebas. Hasta el momento, 47 mostraron “fuertes pautas para el tratamiento” y se identificaron “dos mecanismos separados” sobre el modo en que interceptarían al SARS-CoV-2, según sintetizaron en un primer estudio.

En principio, esas pautas y mecanismos derivados del cruce entre el mapa del coronavirus y el catálogo de la FDA no señalaban más que interacciones potenciales: “No sabíamos si las drogas que identificamos harían que una persona fuera más resistente al virus o más susceptible, si harían algo o nada”. Para eso hacía falta probarlas en muestras vivas del causante del COVID-19 y en células, que se tomaron del mono verde porque reaccionan de manera muy similar a las humanas.

En París y Nueva York

“Luego de infectar estas células de mono con el virus vivo, nuestros colegas de París y Nueva York agregaron las drogas que identificamos a la mitad de ellas, y mantuvieron la otra mitad como controles”, detalló el microbiólogo en su artículo. “Luego midieron la cantidad de virus en las muestras y la cantidad de células que seguían vivas. Si las muestras tenían un contenido menor de virus y mayor de células vivas que el grupo de control, eso sugería que interferían con la multiplicación viral”.

Los ensayos incluyeron algunas de las combinaciones posibles y dieron toda clase de resultados: “Algunas drogas servían para combatir el coronavirus, mientras que otras hacían que las células resultaran más susceptibles a la infección”. Pero, en general, las conclusiones más reveladoras fueron dos, destacó Krogan: “Encontramos drogas individuales que parecen prometedoras para combatir el coronavirus (o que pueden hacer que las personas sean más susceptibles a él)” y “sabemos, a nivel celular, por qué sucede eso”.

Afectan al virus

Los investigadores de UCSF identificaron principalmente dos grupos de sustancias que afectan al virus de dos maneras diferentes, una de las cuales no había sido descripta antes.

“Al revisar el mapa, notamos que varias proteínas virales interactuaban con proteínas humanas involucradas en la traducción y una cantidad de drogas interactuaban con estas proteínas. Después de probarlos, encontramos dos compuestos que interrumpen la traducción del virus”, anunció el experto.

Actualmente se los emplea para tratar el mieloma múltiple: son la ternatina-4 y la zotatifina. “Parecen combatir el COVID-19 al unirse a las proteínas que la célula necesita para traducirse, e inhibirlas”.

Actualmente está en estudio una molécula similar a la ternatina-4, el medicamento Aplidin, un antitumoral de origen español cuyo principio activo es la plitidespina. Según dijo Luis Mora, director de la empresa que lo produce, PharmaMar, sus efectos contra el COVID-19 podrían ser “mil veces superiores a los que consigue el remdesivir”, el antiviral de Gilead aprobado por la FDA.

 

 

fuente: infobae

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