Cristina Kirchner despierta amores y odios y últimamente se volvió "feminista" aprovechando el crecimiento de ese colectivo en el país.

Busca que que se sumen a un armado opositor o bien, que no le jueguen en contra ante su intención de volver al gobierno. Sabe que sin el apoyo de los gobernadores peronistas no ganará. El PJ difícilmente le libere el camino porque si vuelve podría vengarse de muchos que la traicionaron.

Gustavo Bordet no habla con Cristina Kirchner pero admira a Néstor Kirchner. Lo considera el mejor presidente desde 1983. Sin embargo, es un pilar del PJ Federal, clan que antagoniza con el dispositivo K.

Días antes de Navidad, en Paraná, Bordet juntó tropa en un acto donde lanzó su reelección. Para el cierre, usó un jingle con condimento simbólico: el que musicalizó la campaña de Kirchner en 2009.

La canción se llama “Compañero”, la compusieron “Bebé” Mauro y Julián Mandreotti -que escribieron para Sandro- y aporta en el primer verso su frase más taquillera: “Los días más felices siempre fueron peronistas”.

Días antes del acto, Bordet hizo un gesto más potente: recibió a Alberto Fernández, que volvió a habitar el primer anillo de Cristina de Kirchner. Luego, el entrerriano, habló de la “unidad sin exclusiones”.

Unas horas después, el ex jefe de Gabinete se subió con José Luis Gioja a un escenario montado por Sergio Urribarri, “El Pato”, ex gobernador, patrocina a Julio Solanas como candidato a gobernador contra Bordet.

El caso entrerriano es emblemático. En 2015, el PJ ganó -ajustadamente, por unos 20 mil votos- a pesar de la ola amarilla; ahora Bordet agita el PJ Federal pero necesita del peronismo K sin el cuál puede perder frente a Cambiemos. Con matices, ocurre lo mismo en Tierra del Fuego, Chubut, Chaco, La Rioja y Tucumán.

La ex presidenta, mientras esconde su carta electoral, ensaya un acuerdo con los gobernadores: el plan de máxima es que se sumen a la unidad del peronismo; de mínima, que sean “neutrales” en la pelea presidencial.

Eduardo “Wado” De Pedro, diputado nacional, jefe de La Cámpora y enlace preferido de los peronistas no K, y Alberto Fernández son los encargados, según se supo, de ablandar la relación con los jefes provinciales.

Algunos se resisten: Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey no quiere saber nada con amigarse o pactar con Cristina. El cordobés dice que gana aunque los K armen su propia lista; Urtubey explora un formato de colectora.
En el Instituto Patria creen que pasado el verano, el PJ Federal se desinflará y los gobernadores buscarán un acuerdo. “Están ahí porque el Gobierno los presiona con los fondos, pero salen de las reuniones y nos llaman” dice un operador K.

En los últimos días, Bordet, la fueguina Rosana Bertone, Juan Manzur (Tucumán) y el santiagueño Gerardo Zamora hablaron de unidad sin exclusiones. En el planeta K interpretan que esos gobernadores no quieren “vetar” a Cristina

La carta brava de la ex presidenta es maliciosa. Puede impulsar o desactivar listas en las provincias para ayudar o perjudicar a los gobernadores que buscan su reelección.

fuente: clarín

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