Los manifestantes aseguran que el magnate no los representa.

Decenas de miles de personas volvieron a salir el sábado a la noche a las calles de las principales ciudades para dejar claro que no aceptarán al republicano como próximo líder del país.

 Al grito de “No es mi presidente” y con pancartas, velas y canciones, decenas de miles de personas volvieron a salir el sábado por la noche a las calles de las principales ciudades de Estados Unidos para dejar en claro que no aceptarán al republicano Donald Trump como el próximo líder de su país, pese a haber ganado las elecciones del martes pasado.

Por cuarta noche consecutiva, miles de personas vuelven a protestar contra la victoria de Trump

Frente a la Casa Blanca, una multitud se congregó en silencio y con velas, mientras algunos manifestantes se agarraban de las manos, sostenían pancartas con mensajes que rezaban “Construyamos puentes no muros” o cantaban “Imagine”, de John Lennon, hoy un himno pacifista mundial.
Entre los manifestantes de la capital del país, había hispanos, estudiantes, trabajadores de organizaciones no gubernamentales y personas que se identificaron como parte de la comunidad de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB), informó la agencia de noticias EFE.

La estampa se repitió en los parques, calles y plazas de una treintena de ciudades de Estados Unidos por cuarta noche consecutiva dentro de un movimiento de protesta bautizado como “Not my president” (No mi presidente) y que comenzó a organizarse y a convocar a manifestaciones el miércoles, cuando quedó claro que el magnate devenido en líder republicano había ganado las elecciones.

Mientras todos los días convocan a mantenerse en la calle, este movimiento ya planea un evento inédito para Estados Unidos.

A través de sus páginas de Facebook llamaron a una gran protesta nacional frente al Congreso el próximo 20 de enero, al mismo momento en el que dentro del edificio gubernamental Trump estará jurando.

Este sábado se sumó una convocatoria diferente: el movimiento llamó a las mujeres a concentrarse en Washington un día después de que el millonario tome posesión de la Presidencia e ingrese, formalmente, a la Casa Blanca.

Mientras iniciativas de este tipo cobran fuerza en las redes sociales, en las calles de Los Ángeles y Nueva York se vivieron este domingo en horas de la madrugada algunas de las protestas más multitudinarias.

Con mensajes como “Demostremos al mundo cómo actúa el voto popular”, miles de personas llegaron hasta las puertas de la Trump Tower de Manhattan, donde vive y tiene sus oficinas el magnate.

Desde que comenzaron las manifestaciones, el rascacielos se encuentra rodeado de un cordón de seguridad, compuesto por numerosas barricadas montadas por la Policía local y agentes de los servicios secretos.

Se trata de una imagen poco común para la glamorosa Quinta Avenida de Nueva York.

Otro de los epicentros de esta ola de protestas es la ciudad californiana de Los Ángeles, donde la bandera estadounidense ondeó junto a la de México y las de otros países de América latina en una marcha que congregó a unas 8.000 personas, según informó el diario Los Ángeles Times.

Gran parte de las protestas se repitieron en bastiones demócratas como San Francisco, también en California, y Chicago, en el estado de Illinois, donde la ex candidata presidencial del oficialismo, Hillary Clinton, ganó con una amplia ventaja el martes pasado.

El sábado por la noche, la tranquilidad caracterizó a la mayoría de las manifestaciones, pero en Indianápolis, en el estado de Indiana, la protesta terminó con tres detenidos y dos policías levemente heridos por piedras, según informó la Policía local en su cuenta de Twitter.

Hasta ahora el pico de violencia tuvo lugar el viernes pasado cuando un manifestante fue herido de bala en Portland, Oregon, por un desconocido que disparó contra la marcha.

Este tipo de protestas, cuyo objetivo es rechazar la victoria electoral y la asunción de un candidato presidencial no tienen precedente en la historia reciente de Estados Unidos. Sólo parece ser comparable con el clima de enojo popular que existió en 1860 tras la elección de Abraham Lincoln y que terminó siendo la antesala de la guerra civil.

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