—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con esa bola mágica en la mesa del bar? ¿Acaso se está por dedicar al arte de la adivinación?
—No, mi estimado amigo.
—Porque si era así, tendría que haber adivinado la suspensión de las elecciones por parte de Juntos por el Cargo.
—Mire. A mí me parece que fue un manotazo de ahogado. Parece que los muchachos están jugando mucho al básquet.
—¿Por qué?
—Porque estaban perdiendo por goleada y pidieron tiempo.
—¿Usted cree?
—Sipi.
—¿Y la bola mágica entonces?
—Con ella o sin ella, puedo adivinar lo que pasará en la previa a la nueva fecha de elecciones.
—¿En serio?
—Sipi.
—¿Qué pasará?
—Se echará a andar el fantasma del fraude, así tienen un hermoso justificativo para su estrepitosa derrota.
—¿De dónde sacó eso?
—Del manual de procedimientos de las elecciones de 2015 y 2019.
—¡Tiene razón! ¡Ya lo hicieron!
—Son tan predecibles que no hay nada que adivinar. Se preocuparon por la proyección nacional de Manzur, pero tendrían que preocuparse por Peluquín.
—¿Por quién?
—Por el Libertario que les va a sacar más votos a ellos y que ya les generó inconvenientes en algunas provincias.
—Esa peluca es peligrosa.
—Sipi.
—Sin embargo, lamento que me haya dicho que no es adivino.
—¿Por qué? ¿Quiere que le tire las cartas?
—¡Por favor!
—Ahí van…
—Pero no a la cara, Eduard…
—No se queje que hasta usted puede tener consigo las dotes de adivinador.
—¿En serio?
—Sipi. Por ejemplo, ¿qué es lo que siempre ocurre a esta altura de nuestra charla?
—Usted me hace pagar la cuenta del bar.
—Justamente.
—¡¡¡Ya me jodió de nuevo…!!!