-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace vestido de estatua? ¿Acaso va a comenzar a rebuscarse en la peatonal?
-No, mi estimado. No podría hacer el trabajo de esos grandes artistas callejeros…
-¿Y entonces?
-Le quería contar algo de una aparición.
-¿Se trata de fantasmas?
-¡¡¡No sea zopenco!!! Acá contamos chismes de política mi amigo.
-Bueno, téngame paciencia.
-Está bien. Algún día lo sacaré bueno y entonces me sentiré orgulloso.
-Así es, Eduard, pero cuente el chisme y deje de dar más vueltas que perro pa´ echarse.
-¿Se acuerda de la Meditación?
-¿Qué Meditación?
-La estatua que se habían robado del Parque 9 de Julio y que después apareció tirada en un barrio.
-Ah, sí.
-Resulta que la volvieron a su lugar en el más absoluto silencio.
-¿Y por qué cree que en la Municipalidad harían eso?
-Porque la desaparición de esta obra de arte hizo saltar la liebre.
-¿Qué liebre?
-La liebre del robo o desaparición de obras de arte en ese paseo público.
-¿Y usted cree que eso afectó a Alfaro?
-Sipi.
-¿Entonces la colocaron calladitos en su pedestal?
-Yo diría que “mudielis”.
-¡Muy bien, Eduard!
-Pero no todo lo hacen mudos, mi amigo.
-¿Qué cosa hicieron a la vista de todos?
-Hicieron asumir a Viña y Bellomio.
-¿Y eso qué tiene?
-El primero quedó sin su banca luego de alejarse de Ricardo Bussi.
-¿Y el segundo?
-También quedó sin su banca tras postularse a diputado nacional por el espacio de Consenso Federal.
-Pero, ¿eso tiene algo que ver con Alfaro?
-Sipi, fue una jugada política de él.
-¿O sea que hay devolución de favores?
-Anda rápido últimamente.
-Gracias, Eduard.
-Como el tostado de ternera y queso y la cerveza bien helada que le pedí al mozo a su cuenta.
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo…!