—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace leyendo los clasificados? ¿Acaso se dio cuenta de que el trabajo es salud?
—Que trabajen los enfermos entonces.
—Bah, yo pensé que por fin iba a laburar.
—¿No le parece que demasiado trabajo tenemos en analizar la política comarcana?
—Como dice usted: sipi.
—Antes de que me vuelva a preguntar le diré que estoy mirando los avisos clasificados de empleo para ver a qué se pueden dedicar los políticos que perderán el 11 de junio.
—¿Usted habla de oficialistas u opositores?
—Más bien le hablo de los opositores, pero ahí hay un vivo de aquellos…
—¿Un vivo?
—Sipi.
—¿Quién es ese vivo al que usted se refiere?
—Nada más y nada menos que el Loco Monedita.
—¿Por qué el Loco Monedita es un bobina?
—Porque va a cobrar con la posibilidad de un cargo nacional la suspensión de las elecciones en Tucumán.
—Explíquese mejor, Eduard.
—Mire. La suspensión de las elecciones fue alargar la agonía de Juntos por el Cambio en la provincia.
—¿Usted cree?
—Sipi.
—¿Y qué más?
—Esa jugada sólo le sirve a la oposición a nivel nacional, porque van a ensuciar la derrota con acusaciones de fraude para ver si pueden transformarla en una bisagra que les permita levantar cabeza.
—¿Y podrán levantar cabeza?
—No creo, mi estimado. Esta vez “Peluca” les saca muchos votos que creían que los tenían cautivos. Y Larreta corre con mucha desventaja.
—¿Por qué?
—Porque él es pelado…
—¡¡¡Usted no sirve, Eduard…!!!
—Se agradece el halago, pero de tanto charlar se me secó el garguero.
—¿Quiere que tomemos un agua saborizada?
—¿Usted quiere que me oxide?
—¿Qué tomamos entonces?
—Tomemos un par de pintas, así se suman al par que ya tomé a su cuenta.
—¡¡¡Ya me jodió de nuevo…!!!