-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace vestido de gala? ¿Acaso lo invitaron a la entrega de los Oscar?
-No, mi estimado. Me estoy preparando para debutar en una columna más grande al lado de esta.
-¿Y debutará solo?
-No, usted sabe que es mi partenaire…
-¡Yo no soy partenaire de nadie!
-No se ofusque, además que no hace dupla con cualquiera. Usted comparte estas charlas en el bar conmigo y la gente valora su aporte…
-Bueno, no me dore la píldora que me vine de bermudas y ¿ahora qué hago?
-No se preocupe que ahí le hice preparar la pilcha y los zapatos, que nos mandaron los sponsors.
-¿Nos vamos para arriba, Eduard?
-Como dicen ustedes los tucumanos: -vo vé.
-Muy bien, pero yo quería hablar del senador en uso de licencia y su novia…
-Ya salió en todos lados y además no es el tema principal en esa cuestión.
-Ah, no?
-Por supuesto, es una maniobra de distracción para alejar a José de la denuncia.
-¿Y eso le genera empatía?
-Quizás en un público masculino, pero las mujeres ya le hicieron la cruz.
-En especial las que lo pueden escrachar.
-Sipi.
-No puede andar tranquilo en la calle.
-Creo que por ahora no le conviene exponerse, pero sí victimizarse.
-¿Usted cree?
-Los muchachos de la Redacción escriben sobre su idea de una gran conspiración en su contra.
-¿De la sobrina?
-¡¡¡No sea zopenco!!! Hablo de una supuesta conspiración política que no existe.
-Ah…
-Y de ese modo tratar de salir de la tormenta en la que se encuentra y de los efectos de la condena de la opinión pública sobre el caso.
-¿Entonces cada paso que dé tiene que ver con una estrategia de defensa?
-Por supuesto. Preste atención y me dará la razón en poco tiempo.
-Se merece un cafecito.
-Lo siento, pero ya pedí un lunch completo para celebrar nuestro debut en la nota grande, por supuesto que a su cuenta…
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo!!!
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