-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con esos guantes de box? ¿Acaso regresará al cuadrilátero?
-Ya le dije que tuve 10 peleas en ese deporte y perdí 9 por KO y la última por abandono…
-Una foja para nada envidiable.
-Olvídelo, lo que le quiero contar es un chisme.
-¿Hubo una pelea?
-Casi…
-¿Entre quiénes?
-El “coreanito” Darnay contra Tomás Méndez, el periodista de ADN.
-¿En dónde? ¿No llegaron a las manos?
-Fue en el Pami Tucumán, los muchachos vinieron a hacer notas y se lo encontraron, la discusión fue subiendo de tono, pero todo quedó ahí.
-Menos mal.
-Y eso que los muchachos no fueron a ver a otro “coreanito” que está en problemas…
-¿A quién?
-A Cano.
-¿Por qué?
-La AFIP lo investigará por causa de la casa del country en la que vive. Es de un amigo evasor…
-¿Cuánto puede haber evadido ese amigo?
-Más de 200 millones de pesos… Pero, ¿qué le pasa? ¡No se desmaye, hombre!
-Está bien, Eduard. Con un vaso con agua me compongo de inmediato.
-Aquí tiene.
-Siga con el relato.
-Este amigo explota el ingenio La Trinidad a través de una empresa llamada ANGOY S.A.
-¿Será un nombre quichua?
-No, son las sílabas iniciales de los apellidos. “AN” por Ansonnaud y “GOY” por Goytía, que es el apellido de la mujer del evasor.
-Ah, mire que curioso.
-Es más común de lo que usted supone, mi estimado amigo.
-¿En serio?
-Sipi. En Rosario, un amigo decidió ponerle a su comercio las sílabas iniciales de los nombres de sus hijos Javier y Pilar.
-No me diga que la empresa se llamó “Japi”.
-Sipi, menos mal que Javier había nacido primero que Pilar. ¿Imagina si hubiera sido al revés?
-Ja, Ja, ja, usted no sirve Eduard. Se merece una cerveza con un tostado de ternera y queso.
-Mejor un mexicano. Ya comí tostados a su cuenta.
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo!!!