-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con esa camiseta que tiene un emoji sonriente? ¿Ahora se va a dedicar a vender ese tipo de indumentaria?
-No, mi estimado, estas camisetas se las voy a regalar a los muchachos de Cambiemos de nuestra provincia.
-¿Por qué, Eduard?
-Porque se empecinan en demostrar que hay unidad en el espacio, mientras cada uno afila los cuchillos puertas adentro…
-¿En serio?
-Sipi. ¿Acaso no vio la foto del último encuentro que tuvieron los referentes?
-¿La del asado quemado?
-No, la siguiente a la del asado quemado.
-Ah, aún no la ví, mi querido amigo. ¿Qué tiene esa foto de especial?
-Que ninguno puede sonreír. Se nota que están incómodos cuando se juntan…
-Pero, eso no tiene nada que ver con los diálogos de whattssap que trascendieron en algunos medios.
-¿Usted compró ese buzón?
-Bueno, pensé que era verdad…
-¡¡¡No sea zopenco!!! Usted es capaz de creer que ET regresó a la Tierra y está bajando de su nave en la esquina.
-Está bien, Eduard. No se me lo sulfure así que le puede venir algo…
-Póngase en mi lugar de maestro. Cómo puedo reaccionar si veo que mi discípulo no aprende….
-Bueno, mi querido maestro. Perdóneme.
-Está bien, pero no reciba como cierto cualquier mensaje…
-OK, pero ¿tanta división hay en Cambiemos?
-Ni el espanto los puede unir. Al punto que los picotazos entre José Cano y Silvia Elías de Pérez, cada vez son más evidentes.
-¿En serio?
-Sipi. Como ocurrió en la última reunión…
-¿Fue asado?
-No, se pasó sin tocar piedrita, del asado al café.
-Huy, cuente cómo fue ese picotazo.
-La senadora le dijo a Cano si la iba a dejar hablar o él iba a continuar con el uso de la palabra.
-Está tirante la cosa…
-Como dicen ustedes los tucumanos: vo vé.
-Se merece un cafecito, Eduard. Si quiere puede pedir algunas medialunas saladas.
-Que sea una docena.
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo!!!