—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con esas manoplas enormes? ¿Acaso está por manotear a algún travieso?
—No, mi estimado. Usted ya sabe que yo soy un hombre alineado a la línea de Ghandi.
—¿Se alimenta saludablemente?
—¡¡¡No sea zopenco!!! Me refiero a que apuesto a ser pacífico.
—Ah, bueno, pero explíquese sin tantas vueltas, hombre…
—Ya veo que hoy está más ansioso que de costumbre.
—Como dice usted: sipi.
—Está bien. Mire, estas manoplas las va a necesitar un político que quiere manotear algo, porque ya se le van escapando dos tortugas gigantes.
—¿Es del oficialismo?
—No.
—¿Es de los Juntos pero Separados?
—Sipi.
—¿Es alguien que quiso recaudar con el estacionamiento?
—Sipi.
—¿Es alguien que sacó a los puesteros del Mercado del Norte?
—¡Justamente por el lado de puesteros vamos!
—¿Surgió alguna novedad con el Mercado del Norte?
—No, pero habrá novedades con los puesteros que están al lado de la Casa Histórica.
—¿En serio?
—Sipi. Estuvieron funcionarios municipales adelantando que tienen que revalorizar la oferta en el lugar con mejores instalaciones.
—¿Y a qué viene eso?
—Parece que los amigos de las ferias de comidas y artesanos tienen interés en entrar y los tiene que dejar ahí antes de que finalice su mandato.
—¿Pero no es nacional ese lugar?
—Sipi, pero los funcionarios del Loco Monedita dicen que el amigo Macri, cuando era presidente, se lo pasó al Municipio.
—¿Mostraron los papeles?
—Hasta el momento no, lo que hace suponer que no tienen ningún pelpa.
—Entonces, seguro que habrá lío en puerta.
—Sipi, el Loco Monedita no aprende y además está rodeado de inoperantes.
—Además, por estos días, si usted se descuida lo pavimentan.
—Es verdad. Está apuradísimo en arreglar las calles que descuidó por casi 8 años.
—Menos mal que usted no se descuida para engrosar la cuenta del bar.
—Claro y hoy comencé bien abrieron el bar los muchachos, con un desayuno completo…
—¡¡¡Ya me jodió de nuevo!….!!!