-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con ese plato lleno de pedazos de vidrio? ¿Acaso está por hacer una prueba circense?
-No, mi estimado, estoy por demostrarle que la gente no come vidrio…
-¿Por qué dice eso?
-Porque reapareció Jesús…
-¡¡¡No me diga!!! ¡¡¡Es el fin del mundo, el juicio final!!! ¡¡¡Tengo que confesarme urgente, Eduard!!!
-¡¡¡No sea zopenco!!! Estoy hablando de Salim, el camporista que estaba desaparecido de las redes sociales.
-Ah, menos mal, me volvió el alma al cuerpo.
-Bueno, pero le aconsejo que haga una confesión de vez en cuando. Usted es muy pecador.
-No me sermonee que demasiado tengo con las reprimendas de mi santa madre.
-Entonces no la haga renegar a la vieja, porque como decía Pappo: “es lo más grande que hay”.
-Está bien, pero explíquese, ¿qué tiene que ver el plato lleno de vidrios con la reaparición de Salim?
-Que reapareció en una foto comiendo un guisito con un militante y afirmando que estaba reeditando el guisito de los viernes como lo viene haciendo desde hace 16 años…
-¿Quién le va a creer eso?
-La mayoría de la gente no come vidrio, pero no se crea. Algunos se tragaron esa actuación.
-¿En serio?
-Sipi. Parece que ya no se acuerda de sus almuerzos y cenas en Puerto Madero.
-Caviar y Champagne con el hambre que hay.
-Sipi, pero ahí no se sacan fotos para subir a las redes sociales. Los políticos no comen vidrio.
-Pero quieren que nosotros sí lo comamos. Bueno, lo dejemos ahí. ¿Tiene algo más?
-Una presentación judicial.
-¿De quién?
-Del intendente Najar de Las Talitas contra su cuñado Morghenstein.
-¿Con qué objeto?
-Quiere recuperar máquinaria y equipamiento que le hace falta para acondicionar la ciudad.
-¿Y eso no se puede hacer en una mediación amistosa, Eduard?
-Debería, pero están rotos los vínculos y cada uno tiene un padrino poderoso diferente…
-Uyyy, pago el cafecito si me cuenta más.
-Pague hoy, cuento mañana…
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo!!!