lloró y dedicó la presea por su abuela que murió hace pocos días. La nadadora argentina se subió al podio en los 800 metros libres y emocionó a todos. .
Se paró detrás del podio con una expresión seria en el rostro, muy parecida a la que se le había visto un rato antes mientras se preparaba para tirarse al agua. Pero cuando su nombre retumbó en el aire y las más de 2 mil personas le regalaron una ovación ensordecedora, Delfina Pignatiello se quebró. No pudo contener la emoción y con el rostro húmedo y una sonrisa que intentó asomarse entre las lágrimas, se subió al segundo lugar del podio de los 800 metros libre. La sanisidrense de 18 años fue la gran protagonista argentina de la jornada en el Parque Olímpico y le dio a la misión nacional la primera medalla de plata de los Juegos Olímpicos de la Juventud.
“Fue la carrera más emocional de mi vida. La del Mundial fue la mejor en cuanto a rendimiento, pero acá hubo muchas cosas por afuera de lo deportivo y por eso la emoción pasó por otro lado”, analizó Pignatiello, que quedó segunda con 8m32s42, a 4s82/100 de la húngara Ajna Kesely. El bronce fue para la austríaca Marlene Kahler con 8m36s57.
Gran expectativa había por la presentación de la bicampeona mundial y desde varias horas antes del inicio de la prueba -la primera de la tarde- al pabellón del Centro Acuático lo rodeó una larga cola de personas que esperaban para ingresar.
Una atleta muy buscada por los más chicos
Los más chiquitos querían ver de cerca a una atleta que con apenas 18 años ya es una referente para muchos de ellos. “Es una genia. Ojalá podamos algún día estar en un Juego Olímpico como ella”, contaron Catalina (12 años) y Antonella (11), dos nadadoras que sueñan con seguirle los pasos.
Los más grandes esperaban disfrutar de cerca a uno de los grandes talentos de la misión. “Delfina tiene un potencial enorme, pero no hay que presionarla ni apurarla para que siga evolucionando”, analizó Guillermina, de 30 años, que supo competir en la pileta cuando era chica.
fuente: clarín