Denuncia-Expertos consultados aseguran que el tiempo que pasó desde el hecho no es impedimento. Producir pruebas, la clave para el trabajo de la Justicia.
Thelma Fardin denunció que Juan Darthés la violó cuando tenía 16 años, hace casi una década. Ahora, se abre el camino judicial. ¿Se puede denunciar un abuso años después? ¿Es normal que esto ocurra? ¿Sirve sólo el testimonio de quien denuncia? La respuesta a las tres preguntas es sí.
Son pocas las denuncias por abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes. Los especialistas coinciden en que es la cifra negra de la Justicia, el delito más impune de todos. ¿Por qué? Por la asimetría de poder: la víctima enfrenta a alguien que tiene relevancia, como puede ser su padre, su maestro, su cuidador, su ídolo. El abuso es una de las formas más tremendas de violencia hacia la infancia y la adolescencia, pero el miedo a hablar es enorme: hay temor a ser juzgados, a que haya represalias, hay culpa, vergüenza. La denuncia se vuelve imposible. El abusador lo sabe, y se aprovecha.
Teniendo en cuenta esta imposibilidad, tres años atrás, el Poder Ejecutivo el promulgó la Ley 27.206 que modificó el Código Penal respecto a la prescripción de delitos sexuales a menores y la inhabilitación especial perpetua cuando el autor se hubiese valido de su empleo, cargo, profesión o derecho para cometer el hecho. Ya en 2011 se había sancionado la Ley Piazza (26.705), que estableció que para estos delitos la prescripción comenzaba a correr a partir de la mayoría de edad de la víctima.
“Es habitual que las víctimas de abuso sexual en la infancia no hagan la denuncia sino hasta que son adultos. Por eso el Congreso modificó la prescripción del delito. Si la víctima denuncia de adulta lo que hay que hacer es producir pruebas, y pueden ser muchas, pero las importantes son dos: el testimonio de la víctima y las pericias psicológicas para poder determinar la presencia de improntas traumáticas asociadas con victimización sexual”, explica Yael Bendel, titular del Ministerio Público Tutelar.
Thelma Fardin y Laura Esquivel, en un escena de la tira “Patito Feo” (Archivo)
Entre las pruebas se buscan posibles cambios conductuales, emocionales y cognitivos que pudo haber sufrido la víctima tras el abuso. También se busca si hubo consultas médicas, su rendimiento escolar, si hubo terapias psicológicas. “Se pueden buscar testimonios de médicos, maestros y psicólogos que den cuenta de cambios en la conducta, emocionales, enfermedades, lo que sea”, detalla Bendel.
En el caso de Thelma Fardín, se lo contó a dos amigas. Esas dos amigas pueden dar su testimonio. También sus compañeros de la tira pueden corroborar algunos detalles de ese día. Lo mismo su madre, que la llevó a una guardia y le dijeron que estaba “estresada”. “El estrés post traumático es uno de los signos de abuso”, dice Bendel.
“Hay muchos delitos que se investigan después de muchos años mientras no haya prescripto. Y en los casos de abuso es lo más común. Es lo más normal que esta chica, Thelma, no haya podido denunciarlo antes y ahora sí, porque el contexto es otro -explica Natalia Gherardi, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género-. Si tu palabra es sospechosa y te van a señalar como culpable, no vas a denunciar. Esto por suerte empezó a cambiar hace dos, tres años y las actrices además formaron un colectivo de sororidad y empatía con mujeres de distintas edades y trayectorias. Este contexto es habilitante para denunciar”.
Sobre las pruebas a presentar, Gherardi dice que “la verosimilitud de la denuncia tiene que ver también con el nivel de detalles que se presenta en la información que se da. En muchos casos no hay testigos ni otras pruebas, y eso no inhabilita a que haya una denuncia. Sus compañeros de gira pueden corroborar también algunas partes del testimonio”. Y agrega: “Acá lo más potente es que ella logró dar un testimonio judicial y también público de una situación que es verosímil, que fue corroborada por otros testimonios y que se inscribe en una forma de actuar de este personaje en un contexto de dominación, por ser una persona mayor, adulta y tener una situación laboral distinta. Merece todo el repudio. Y ella todo el apoyo”.
Juan Darthés y Carla Conte, en una escena de Patito Feo (Archivo)
“En las denuncias por abuso sexual no hay mucho más que el testimonio. Se puede demostrar también si generó algún trauma hablando con médicos, psicólogos, amigos –coincide Romina Pzellinsky, titular de la Dirección General de Políticas de Género del Ministerio Público Fiscal–. Que no haya lesión física no significa nada si pasó hace mucho tiempo”.
“Si no hay resistencia física tampoco significa que hubo consentimiento. Pensar eso es un gran error. La desigualdad física, la edad, el poder pueden actuar como frenos para que no pueda haber reacción. Lo importante es la contundencia del relato”, agrega. Y da dos ejemplos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en fallos en los que remarcó que no siempre se puede esperar en estos casos la presencia de pruebas físicas y que por eso “la declaración de la víctima constituye una prueba fundamental sobre el hecho”.