Con esa expresión, el Fiscal General Federal, Gustavo Gómez, señala una de las razones por las que el problema de la contaminación no termina de resolverse. Gran conocedor del tema ambiental, el funcionario judicial sostiene que se podría dejar de contaminar, en base a experiencias de industrias de otros países que lo lograron.

El despacho en el tercer piso del Juzgado Federal está bien iluminado y deja ver una innumerable cantidad de certificados y títulos enmarcados ocupando toda la pared, además de estantes con libros, una computadora y un sobrio mobiliario que contrasta con la moderna máquina de café con la que el propio Fiscal General Federal, Gustavo Gómez, preparará en persona las infusiones que compartirá en la entrevista que mantendrá con Diario Cuarto Poder.

-¿El mal olor que padece la ciudad se debe a los desechos producidos por la industria azucarera?
-En parte sí, pero también tiene su origen en la planta de tratamiento de efluentes cloacales de San Felipe, que está derivando al río los líquidos sin tratamiento. El olor de la vinaza es putrefacto y característico y no responde del todo al olor que vienen sufriendo muchos tucumanos.

-¿Está funcionando esa planta?
-No, creo que hubo una inversión de más de 25 millones de pesos e incluso la ex presidente Cristina Kirchner sobrevoló el lugar cuando en teoría quedó inaugurado, pero allí se derivan efluentes que no son tratados.

-¿Eso quiere decir que los ingenios no están contaminando?
-No. Los catorce ingenios de la provincia tienen causas judiciales, en distintos puntos de avance. Tres o cuatro de esas causas irán a juicio este año.

-Pero, ¿se dejó de arrojar vinaza a los cursos de agua?
-Siempre buscan maneras de derivar esos desechos industriales, a través de diversos artilugios, como por ejemplo, con el uso de cañerías bajo tierra, supuestos camiones atmosféricos que derraman la vinanza en cualquier parte, acequias o canales.

-¿No se estableció que se la use para el riego de los campos a fin de fertilizarlos?
-Sí, pero esos terrenos de sacrificio demoran mucho tiempo en absorber la vinaza y sólo cuando se secan ella puede actuar como fertilizante, por lo que los industriales prefieren el camino más fácil.

-¿Cómo puede ocurrir eso?
-Detrás de cada delito ambiental existe la complicidad de un funcionario. Los industriales no podrían contaminar sin la flexibilización de los controles o algún funcionario que mire hacia otro lado. Le doy un ejemplo: en Tucumán está prohibida la quema de caña. Incluso los ingenios están obligados a no recibir caña en esas condiciones, pero les llevan supuestas autorizaciones emanadas del área ambiental, cuando en realidad ninguna acción administrativa puede ir en contra de las leyes vigentes ni avalar delitos.

-¿Es posible que las causas judiciales frenen la contaminación?
-Hasta el momento, no hubo ninguna condena firme a industrias que contaminaron, pero desde Termas de Río Hondo, que fue afectada en varias ocasiones por la mortandad de peces, me informaron que bajaron los niveles de contaminación. Los efluentes que se desechan tienen materia orgánica que consume el oxígeno y que provoca la muerte de los peces.

-¿Los industriales tienen temor por posibles condenas judiciales?
-En realidad le temen más a las bases de datos que los afecten financieramente, porque nadie quiere prestarle dinero o invertir en industrias que contaminen. Como le dije, hasta el momento no hubo condenas firmes hacia los acusados por delitos ambientales.

-¿Algún día habrá condenas?
-Desde esta Fiscalía General Federal confiamos en las investigaciones que realizamos y en especial notamos que hay una mayor conciencia ambiental y un ánimo creciente por denunciar estos hechos que nos afectan a todos como habitantes del planeta.

Un caso testigo contra la contaminación
Consultado sobre la certeza de una solución al problema de la contaminación, el Fiscal General Federal, Gustavo Gómez, sostiene que “es posible, según los casos que he visto en distintas partes del mundo, en especial en lugares dedicados a la producción azucarera, como en nuestra provincia”.
Para el funcionario judicial, comprometido desde hace muchos años con el cuidado ambiental, hace falta decisión para invertir de manera concreta en plantas de tratamiento de efluentes. En ese sentido, citó el ejemplo de una industria papelera que funciona en la provincia y que tenía altos niveles de contaminación. Las investigaciones realizadas por parte de la Justicia Federal, motivaron que el propietario decidiera la construcción de una planta de tratamiento, que hoy es modelo a nivel nacional e internacional.
“Se ha minimizado el daño con la planta de tratamiento y es lo que deberían hacer los ingenios y las destilerías de alcohol. Para ello, los controles efectivos por parte de las autoridades son indispensables”, finalizó.

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