En medio de la Copa América, como si fuera un accidente, Maradona destrozó a La Pulga. El diálogo entre los dos astros del fútbol.
Una de cal y una de arena. Diego Armando Maradona puso fin a su histórica rivalidad con Pelé y al mismo tiempo abrió un foco de conflicto con Lionel Messi. Todo sucedió en París. Luego del partido amistoso de fútbol 5 organizado por una marca francesa de relojes y disputado con otras grandes figuras retiradas, el brasileño le preguntó a Diego sobre Messi. Y Maradona le contestó: “Es buena persona, pero no tiene personalidad para ser líder”.
Algunas agencias de noticias sugirieron que Diego no se dio cuenta de que tenía el micrófono abierto. En otras palabras, que, como él dice, “se le escapó la tortuga”. Sin embargo, al estar ambos rodeados de periodistas, de cámaras fotográficas y de filmadoras y al tener Diego la experiencia que tiene en encuentros con la prensa, parece difícil de creer.
La “fumata” entre los dos viejos ídolos, la promesa mutua de no más peleas, después de años de idas y vueltas, pasó por completo a un segundo plano. El abrazo, el “mensaje de paz” que compartieron, e incluso las declaraciones “protocolares” que Diego hizo sobre Messi (“Déjenlo jugar tranquilo. Si tiene que ser el mejor de la historia, lo será”) ya no le importan a nadie. Lo único que importa ahora es que Maradona prendió el ventilador, como siempre, como cada tanto.