Eduardo Eurnekian informó que cumplirá con un compromiso que había asumido con el futbolista.
Faltaban aún algunos meses para cerrar la lista de futbolistas que finalmente ganaría la Copa del Mundo de 1978. El DT, César Luis Menotti, ya había decidido que no incluiría en esa nómina a una de las promesas que destilaba talento en las canchas del fútbol argentino pese a las presiones crecientes que había para que hiciera lo contrario.
“El Flaco” llamó a un empresario amigo para contarle la novedad y pedirle un favor: “Hay un chico que debería estar en la Selección, pero no lo voy a llevar al Mundial porque lo tenemos que cuidar para el próximo, pero necesitamos que lo ayuden. ¿Lo podés bancar?” El hombre de negocios no dudó y se puso en contacto rápidamente con el futbolista.
Los protagonistas son Eduardo Eurnekian y el recientemente fallecido Diego Maradona, quienes compartieron una historia de más encuentros que desencuentros que a la luz de una novedad conocida esta mañana adquiere una relevancia especial.
Eurnekian publicó un aviso fúnebre en el diario La Nación firmado por su compañía AA2000 en el que no solo se despidió de “Pelusa”, sino que hizo una promesa: ¡Tendrás tu estatua!
Ante la consulta, sus allegados explicaron cómo nació la idea. Cuentan que en una de las muchas charlas que mantuvieron el ejecutivo y el futbolista, surgió la propuesta para realizar una estatua a la altura del legado de “Diego”. El mejor futbolista de todos los tiempos aceptó entusiasmado y sugirió: “Me gustaría que esté en el aeropuerto de Ezeiza para que me vean todos los que llegan al país”.
Consumada la triste noticia de la partida de Maradona, Eurnekian no dudó e instruyó a su equipo para que comenzara a trabajar en la obra, que estará emplazada en la terminal aérea más importante del país, cuya concesión pertenece a una de sus compañías.
Los caminos de Eurnekian y Maradona se cruzaron muchas veces en las últimas cuatro décadas. La relación comenzó en 1978, tras aquel llamado de “El Flaco”, cuando el empresario empezó a asistir económicamente a una familia humilde que todavía residía en Villa Fiorito con un aporte mensual en dólares.
Eran años en los que sus principales negocios giraban en torno a la industria textil y a la compañía Uzal. La firma tenía la representación de la marca deportiva Puma en la Argentina y su intervención fue determinante para que “Diego” cerrara su primer contrato para usar los botines de la firma alemana.
Años después, con Jorge Cyterszpiler como representante y un presente que ya lo había consagrado como uno de los deportistas más importantes del mundo, el acuerdo se tornó millonario.
Los vínculos entre Maradona y Puma se interrumpieron en medio del escándalo internacional por el primer dóping positivo de Maradona cuando jugaba en el Nápoli. Por esa razón, el capitán de la Selección utilizó zapatos pintados de negro en la Copa del Mundo de 1994.
Luego del segundo dóping positivo y un breve contrato millonario con la marca Mizuno, Maradona recompuso los lazos comerciales y los mantuvo hasta la actualidad. Era habitual verlo en entrevistas y en apariciones públicas con indumentaria de la marca.
Eurnekian también fue determinante para que Maradona pudiera cumplir uno de sus sueños: el regreso a Boca, el club de sus amores. El empresario se hizo cargo de un pase valuado en torno a USD 10 millones de dólares. En el marco de ese contrato, organizó las giras del Xeneize a Corea y a China, donde el astro fue la principal atracción.
Enemistado con Daniel Alberto Passarella y sin chances de jugar un quinto Mundial en Francia en medio de una carrera futbolística que empezaba a agonizar, Maradona se vinculó a medios de comunicación para transmitir y comentar partidos de fútbol.
En 1997 jugó su último encuentro, ante River, en el Monumental. El entonces DT de Boca, Héctor “Bambino” Veyra, lo sacó en el entretiempo. Entró un tal Juan Román Riquelme que fue determinante para que el Xeneize diera vuelta el resultado y terminara ganando 2-1. Diego festejó en el vestuario y se retiró de Núñez sin saber que ese había sido su último encuentro como profesional.
Definitivamente alejado de las canchas -aunque los fanáticos nunca dejaron de especular con un último regreso-, Eurnekian lo convocó desde el canal América para trabajar en los partidos de la Copa del Mundo de 1998 en un equipo que también estaba integrado por Víctor Hugo Morales y otros comunicadores reconocidos.
La relación comercial y personal continuó a lo largo de los años y ahora tendrá un nuevo capítulo cuando finalmente se inaugure un lugar para recordar, homenajear y venerar a una persona que hizo feliz a millones de argentinos. Ni más ni menos.