El dólar superó holgadamente los 20 pesos esta semana y los analistas financieros aseguran que se trata de un indicador claro del cambio de escenario económico para la Argentina.
Dos fundamentos apuntalaron la reciente escalada de la divisa: uno interno, el cambio de metas de inflación anunciado el 28 de diciembre, y otro externo, la suba de las tasas de interés en los EEUU.
Un objetivo inflacionario más laxo, cinco puntos más alto (pasó de 10% anual para 2018 a 15%), implica una relajación de las elevadas tasas de interés que convalida el BCRA (hoy en 27,25%), más pesos en circulación y presión alcista para todos los precios, incluido el dólar.
LOS 7 EFECTOS DEL DÓLAR A 20 PESOS:
1) ADIÓS AL “CARRY TRADE”. El dólar acumula un alza de 14,9% en los últimos dos meses y empieza a recortar la brecha que tuvo la divisa respecto de la inflación de 2016 y 2017. De hecho, entre el 8 de febrero de 2017 y este jueves, el dólar acumuló una ganancia de 26,7%, por encima de la inflación de 25%. Es de prever que en 2018 el dólar le gane a la suba general de los precios de la economía. Con saltos abruptos y a veces sorpresivos en el valor de la divisa, la especulación con las altas tasas de LEBAC pierde atractivo.
2) INFLACIÓN MÁS ALTA. El aumento del dólar no se va a traducir completamente en inflación doméstica, pues hasta ahora el valor del dólar mostró rezago respecto de la mayoría de los precios, aunque impactará en los precios de los bienes transables. También afecta a los precios del combustible, que en 2018 ya subió un 8 por ciento.
3) IMPULSO COMERCIAL. Un dólar más caro mejora el perfil exportador por tipo de cambio. En ese aspecto, el tipo de cambio real multilateral que calcula el Banco Central regresó al nivel de abril de 2016, casi dos años atrás. En 2016 hubo superávit comercial de USD 2.128 millones, pero en 2017 hubo rojo comercial por 8.471 millones de dólares. También desincentiva a la importación, que en muchos rubros se vuelve menos rentable que abastecerse con piezas, insumos y productos terminados de origen extranjero.
4) MENOS CONSUMO EN EL EXTERIOR. Con un déficit de USD 10.662 millones, el turismo fue el principal desbalance externo de 2017, superior al del déficit comercial por todo rubro. Un dólar más alto atrae a los visitantes extranjeros y modera el flujo de turistas argentinos al exterior.
5) MUCHOS DÓLARES, PERO PRESTADOS. La economía está abastecida de divisas. El ratio Base Monetaria/reservas habla de un dólar demasiado alto: el cociente de una Base Monetaria, que al 31 de enero sumaba $966.089 millones, y reservas por USD62.020 millones para esa fecha, es de 15,57 pesos por cada dólar. Pero el abultado nivel de activos en las arcas del Central corresponde a fondos “prestados” por la toma de deuda, y no divisas generadas genuinamente, como podrían ser las ingresadas por exportaciones de bienes y servicios.
6) MÁS CONSUMO Y CRÉDITO. Tasas de interés en pesos más reducidas y apenas por encima de la inflación permiten la inyección de liquidez para el consumo y vuelven más accesible el crédito. Que el Tesoro reemplace al BCRA en la colocación de deuda en el mercado interno (LETES en lugar de LEBAC) quita a la vez efecto contractivo sobre el dinero en circulación, pues los pesos que toma los vuelve a volcar a la economía, más una tasa de interés hoy fijada en 22,5 por ciento.
7) EFECTO FISCAL. El Gobierno calcula que el déficit financiero del Sector Público Nacional crecerá de 2,2% del PBI en 2017 a 2,5% en 2018 y 2,7% en 2019. Con una estrategia oficial de financiar el déficit con deuda en el exterior, los dólares ingresados rinden más al pasarlos a pesos si el tipo de cambio es más alto.
A medida que los vencimientos se vayan acrecentando en los próximos años, es mejor mantener bajo control la necesidad de ingresar divisas con emisiones y buscar más financiamiento en el mercado interno. El aumento de tasas en los EEUU, cuando hoy el bono del Tesoro norteamericano a 10 años rinde cerca de 3% anual, encarece la colocación de nueva deuda argentina, tanto pública como corporativa.
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