Por Elso Manuel Dappe* para Diario Cuarto Poder | La conformación de los bloques opositores en la Cámara Legislativa provincial dejó al desnudo que quienes responden al macrismo se comportan como la banda de Don Gato y su Pandilla. La mayoría sabe que se tiene que distanciar de quien quiere transformarse en líder de la oposición nacional para no quemarse. Se miran de reojo y predomina la desconfianza. La lucha por el liderazgo también pesa.
“Hay gato para rato”
Mientras Don Gato se para en un tacho de basura y a los gritos señala su liderazgo, quienes forman parte de su pandilla y se acostumbraron a adularlo durante cuatro años, ahora se tienen que habituar a las maniobras de despegue propias de quien no quiere ser arrastrado al olvido.
En esa tarea se encuentran los legisladores opositores que llegaron a la Cámara tucumana amparados en el espacio denominado Juntos por el Cambio, que en la provincia tuvo participaciones más limitadas que en otros puntos del país, en donde los partidos más importantes de la coalición no estuvieron intervenidos.
Unidos o divididos
De este modo, Vamos Tucumán; Partido por la Justicia Social; Libres del Sur y Viva la Ciudad, llevaron seis representantes todos juntos, pero en la realidad cada uno va por su lado, aunque José María Canelada se esfuerce por señalar que están unidos para realizar una labor parlamentaria conjunta.
La Pandilla de Don Gato no goza de buenas relaciones, pero tampoco de los mismos intereses. Sucede que hay parlamentarios más ávidos por hacer unos pasos laterales y dejar sólo al macrismo, que poner la cara una vez más ante las erráticas políticas que dejaron a millones de argentinos sumidos en la pobreza, el hambre y el desempleo.
Varios de ellos saben que el reciclado de imagen no será sencillo si se atan al ancla de Macri.
Las fotos no garantizan unidad
Recuerdan que el poder de succión de un barco que se hunde puede resultar ineludible.
Las fotos que pretendían mostrarlos juntos no son una garantía en un armado político en el que se abusó del doble discurso y la doble moral.
¿Cómo se puede criticar el uso del avión oficial de la provincia si Macri hizo campaña en el Tango 01?
¿Cómo se puede defender la institucionalidad e incluso la República si se critican actos institucionales ante la derrota política dentro de los sistemas de elección de autoridades?
Esos son dos puntos a revisar, pero mucho me temo que Don Gato va a seguir parado en el tacho de basura para recordarles que son de él.