Nueva Esperanza, al norte de Santiago del Estero, cerca del límite con Salta y lejos de los grandes centros urbanos santiagueños, es una de esas localidades cuyos habitantes, por una cuestión geográfica, se sienten más tucumanos que santiagueños y resultó ser también el teatro de operaciones de una banda, en la que justamente, estarían involucrados dos nativos de Tucumán, dedicados a la venta de vehículos robados.
Policías santiagueños se presentaron días atrás, alertados por la presencia en esa localidad de un vehículo que había sido robado en Córdoba, versión que una vez confirmada., derivó en el secuestro del rodado, lo que a su vez les permitió ubicar otro móvil que tenía algunas irregularidades en el dominio, resultando que había sido denunciado como sustraído en Buenos Aires.
Nueva Esperanza es ese pueblo chico donde todos se conocen y las noticias vuelan, por lo que al trascender el accionar policial, un hombre se presentó con un Fiat Palio que había comprado, acosado por el miedo de haber sido víctima de una estafa, algo que los pesquisas confirmaron incautando este y otros dos autos en similares circunstancias.
Todos los damnificados contaron más o menos la misma versión: habían comprado los vehículos a un hombre y a su hijo, ambos tucumanos, que se habían instalado en esa localidad con un foodtruck. “Nos ofrecían vendernos vehículos a un 20 por ciento ó a un 30 por ciento más barato que en cualquier lado. También ellos se comprometían a hacer todas las diligencias de transferencias. Sólo eso no cumplieron”, detalló una de las víctimas.
Estos casos son un indicio de lo que estaría ocurriendo en todo el NOA., plagado de organizaciones que recibirían autos robados en otras provincias para venderlos a precios de ganga. “Se están aprovechando de la situación económica. Un 20 por ciento para la compra de un auto usado es mucho en los tiempos que estamos viviendo”, aseguró un policía que se especializa en este tipo de ilícito.
Otro indicio es la cantidad de vehículos secuestrados por la Policía en el mes de enero. Según los informes oficiales, fueron 14. “Estamos incrementando los operativos y pidiendo a los efectivos que presten atención en los dominios y la documentación que presentan los conductores”, agregó el jefe de Policía Joaquín Girveau.
En tierra santiagueña también están tras los pasos del conocido delincuente Sergio Tripolone y su hijo Rodrigo, ambos en la mira de investigadores porque fueron relacionados con el robo de vehículos en esa provincia.
El mayor de los Tripolone lleva años prófugo, tras haber sido beneficiado con la libertad condicional después de haber sido condenado por el crimen de un hombre durante una manifestación gremial.
En tanto que Rodrigo fue sancionado poco tiempo atrás con una pena condicional por robo, lo que derivaría en detenciones para ambos en caso que sean detenidos, algo poco probable si se tiene en cuenta el tiempo que lleva evadido de la justicia el peligroso malviviente, que le heredó el oficio a su hijo.