Como dijeron algunos encuestadores, como dijeron todos los funcionarios del Gobierno -nacional y provincial- en los días anteriores, como dijo incluso Infobae, hubo empate técnico entre Esteban Bullrich y Cristina Kirchner. Incluso Lilita Carrió lo dijo aquí en un reportaje: “No hay que angustiarse si perdemos por un punto”.
En efecto, era lo previsto en todos los análisis del voto duro, del voto blando, del voto posible y del voto imposible que hizo el equipo de María Eugenia Vidal hasta el viernes. Media hora antes del cierre de las urnas, Federico Salvai se lo volvió a repetir a esta cronista: “Empate”. Tanto insistía, a pesar de lo que decían varias bocas de urna, que parecía que mentía. Pero no, el jefe de Gabinete de la Gobernadora decía la verdad. Y agregaba, siempre: “Estamos dentro del error estadístico”. O sea, estaba para cualquiera.
Es que en la estrategia del Gobierno, las primarias en la provincia de Buenos Aires siempre fueron el primer paso, porque la verdadera elección se jugaría en octubre, en un escenario de virtual segunda vuelta. Lo dijeron una y otra vez y lo volvieron a repetir, pero con el tsunami de los primeros cómputos de ayer, lo olvidaron.
Concluido el escrutinio provisorio, a pocas horas del inicio del escrutinio definitivo, que empezará mañana martes y no se sabe exactamente cuánto durará, porque los votos se cuentan uno a uno y pueden tener impugnaciones hasta el infinito, lo único que queda claro es que en octubre es cuando se sabrá exactamente quién ganó.
Unidad Ciudadana, que esperaba un resultado holgado en las PASO que no se dio, buscará captar los votos peronistas puros de Florencio Randazzo, algo que empezó a hacer en el acto de cierre de campaña, cuando dejó a sus militantes que canten la Marcha Peronista y salen al ritmo del “vamos a volver” y “che, gorila, che gorila”. A ese 6% buscará sumarle los votos de Sergio Massa, que se asumen en las encuestas como peronistas o que podrían llegar a votar a Cristina.
Por el lado de Cambiemos, que siempre dijo que iba a ganar recién en octubre, se aspira a captar los votos de Randazzo en el interior, que fueron importantes en algunas localidades como Chivilcoy, más los votos de Massa que en las encuestas dicen que “jamás” votarían por la candidata de Unidad Ciudadana.
El oficialismo está ahora tranquilo, porque la imagen de una Cristina bélica y enojada, rodeada de militantes, es una foto que se ajusta a lo que el Gobierno quiere que se vea. La UC no logró el milagro de último momento, pero casi. Siente que tiene resto para continuar la pelea, que empezará en el recinto mismo donde se realizará el escrutinio definitivo. Pero está en la oposición, con recursos limitados y un escenario nacional poco favorable.
Como sea, la final será para alquilar balcones. Cambiemos mejoró su posición en toda la provincia, aún en distritos del conurbano, pero Unidad Ciudadana demostró una enorme capacidad de no darse por vencidos ni aún vencidos. De hecho, todavía no lo están. La verdad de quién ganó y quién perdió solo se hará evidente el 22 de octubre.
Fuente: Infobae