El emprendedor estadounidense Daniel Idzkowski inventó un nuevo modelo de candado que promete acabar de una vez con el temor más grande y constante de cualquier usuario de bicicletas: que pueda ser robada cada vez que se la estaciona en la calle.
Para desarrollar su invento, Idzkowski tomó como punto de partida un hecho: que cualquier candado –incluso el más resistente– puede ser quebrado en menos de un minuto con las herramientas adecuadas, lo cual causa que “cada año se roben 1,5 millones de bicicletas”, como explica en el video donde presenta el producto.
Por eso, la herramienta que inventó este joven no busca mejoras en la resistencia, sino que apunta a disuadir al ladrón.
Y para lograrlo, la solución que él y su equipo encontraron es un candado que, cuando es sometido a presión, emite una sustancia que se pega a la ropa del ladrón y le provoca el vómito.
Según el emprendedor, el ladrón tampoco podría regresar para un segundo intento de robo cuando el gas ya fue expulsado. “Estás prácticamente vomitándote encima todo el tiempo”, dijo. Y agregó: “Debería cambiarse la ropa, ducharse y volver para cortar lo que queda. No puedes prevenir un ladrón al 100%, por eso nosotros lollamamos un candado disuasivo, no una solución”.
Por el momento el candado está en la etapa de proyecto en la plataforma de financiación Indiegogo, pero los resultados son prometedores: ya recolectó más de 30 mil dólares y promete salir a la venta en 2017.