Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder – Magia creativa. Cuando el lector se identifica con un poema, porque despierta emociones ocultas tras la bruma del olvido, deja de pertenecerle al autor. Eso es lo que ocurre con el libro “Develado Mundo”, de Susana Noé Teitelbaum.
Pasó mucho tiempo, demasiado quizás, para que Susana Noé Teitelbaum retomara la pasión juvenil por la poesía. Pero gracias a un impulso creativo renovado, la autora compensa tanto silencio con su propio libro, “Develado Mundo”.
Previo a esta decisión, demostró notable talento al participar sus poemas de diversas antologías. Afortunadamente ello ocurrió para que no nos priváramos como lectores de esa magia creativa que la caracteriza, hasta en los temas más cotidiano.
La propia prologuista, Natalia Zanotta, anticipa el banquete literario del que participaremos en la lectura de la obra al afirmar: “Descubrir la lírica en estos poemas, no me costó nada, cuando comencé a leer Develado Mundo, puertas y más puertas fueron abriéndose a mis ojos”.
Sobre la demora en darse a conocer, Zanotta sostiene: “Hay una urgencia impostergable en esta escritura, y es que ya no se puede ocultarla esencia poética que, durante años, guardó bajo llaves”.
El “Develado Mundo” de la autora se divide en partes bien diferenciadas: Mi nuevo mundo; Poesías del tiempo; Mi mundo -el más extenso-; Otros mundos y finalmente Todos los mundos, que totalizan casi un centenar de poemas.
Mi nuevo mundo
En esta primera parte del libro la autora incluye poemas que celebran, con poemas breves y palabras simples que tallan un todo espléndido, la sana decisión de escribir poesía, aquella que siempre estuvo pero que no se animó a compartir o sacar a la luz.
También aparece ese tono nostálgico de escribir sobre las sensaciones presentes, mientras el espejo de la memoria sigue reflejando momentos, reviviendo antiguas sensaciones que se funden con las nuevas.
Alegría
Como un regalo
vivo este momento,
con alegría,
no sé si la vida
equivocó destinatario.
Lo tomo,
se expande en mí,
-como el mar sobre
la playa-
y bailo con las olas.
En la orilla me espera
el poema.
De este modo, la autora vive la alegría de este momento presente, de esta decisión de asomarse a un mundo literario en el que, paradójicamente, siempre estuvo viviendo con una fuerza interior avasallante.
Poesías del tiempo
En esta parte del libro el tono nostálgico va en ascenso. El tiempo pasado, los momentos que sólo puede recuperar la memoria, se enlazan en poesía que despierta vivencias similares en el lector.
II
Vuelven
sin ser llamadas, ni pedir permiso
ahí están
a la espera de subir o bajar
las escaleras del tiempo.
Susana Noé Teitelbaum nos lleva de la mano por situaciones propias y en escenarios conocidos por los tucumanos y que se asimilan a los seres urbanos, que más allá del gris de la ciudad, prefieren la mirada colorida de los sentimientos.
Reencuentro
Pasó mucho tiempo.
Cuando se encontraron en la asolada
peatonal, frente a frente.
Se miraron con tal intensidad
que el verdor de sus ojos
pintó la calle Mendoza
-como un verde cañaveral-.
Dicen los memoriosos
que fue tanta la emoción
que el verde de sus ojos
le arrebató.
La calidez de los poemas se replica con naturalidad, como en “Los amigos así”, pero también retorna una especie de reproche íntimo que realiza la autora por demorar su decisión de escribir y publicar, como en “Destiempo”.
Mi mundo
Esta parte del libro constituye lo medular y cercano de la producción de la autora con su intimidad más profunda. Son cuarenta y cinco poemas, que también juegan con una voz nostálgica y otra que celebra la vida.
Inicia con la fuerza del recuerdo de sus padres. En “Padre” encuentra el denominador común de los momentos reconstruidos y del conocimiento de lugares comunes que emocionan hasta al más duro e introvertido.
En “Mantel a cuadros”, dedicado a su madre, la profundidad poética se despierta en elementos que mantienen vivo el recuerdo de aquel ser que le dio la vida y de lugares. “huele a madre / aromas de Salta / mis manos lo acarician / estamos juntas, madre”.
El juego de imaginarse volver al pasado y cambiar decisiones, también se insiste en un tono amoroso, como ocurre en el poema “Puertas”, de lograda emotividad. ¿Quién no tiene esa sensación de retrospección a veces?
Puertas
Si pudiera atravesar
la blanca pared de mi memoria
abrir las puertas que cerré hace tiempo
sin saber por qué
tal vez te encontraría.
Nuestras sombras,
-como brasas ardientes-
se abrazarían.
Ese tono se replica de modo placentero en el poema “Instante”, “Escondite”, “Volví” y “Miradas”. En este punto de “Devalado mundo” el lector siente la avidez de continuar con la lectura. La magia de la autora ya surtió efecto.
Y, a tal punto, el oficio de poeta es innato y natural que una sucesión de poemas en los que define poéticamente a sus nietos, conforman una clara visión de mujer, madre y abuela, que tiene el poder de encuadrarlo en una estética que sólo da la poesía.
El mundo de la autora construido con recuerdos y vivencias también apuesta a las simples cosas que dan alegría y paz, como en “Permanecer”, que reproducimos a continuación:
Permanecer
Déjame estar
donde estoy,
donde quiero estar,
con un pedazo de cielo
me alcanza
con una tardecita salteña
en la Plaza 9 de Julio
y un café en Junín y San Martín
de Tucumán
con los poemas que surgen.
Me acompaño.
El amor como tema vertebrador se muestra en toda su dimensión en los poemas “Hipótesis”, “Amor siglo XXI”, “Atracción”, “Siempre” y “Verdad”, con el que cierra esta medulosa parte “Develado Mundo”.
Otros mundos
La generosidad de Susana Noé Teitelbaum se muestra en el inicio de esta cuarta parte, en la que homenajea a los amigos y escritores Inés Aráoz, Jacobo Regen, Juan González, Hugo Foguet y Héctor Tizón. Allí demuestra su gran versatilidad.
La autora es una artesana de palabras que toman formas estéticas y construyen desde los otros hacia sí mismo y desde el interior hacia los otros. También los lugares y paisajes la seducen a la hora de enfrentarse al papel en blanco.
De este modo, oscila entre los barrios de Tucumán, los paisajes de Salta y Tucumán, las miradas, las peatonales. Viaja desde su Salta natal a su querida Tucumán y al mágico escenario que le brinda Oxford.
Todos los mundos
La última parte abre sus puertas con los poemas “Puedo” y “Sueños”, en donde subraya con gran calidad emotiva aquello que todos perseguimos. “Sueños tuve / en la escalera del tiempo / algunos se perdieron / otros se volvieron / ecos del corazón”.
La fuerte carga emotiva de los poemas finales va en escala creciente, como si el libro no fuera a terminarse. En esta recta final apuesta a poemas breves de lograda redondez y a composiciones un poco más largas que desembocan en “Capas”.
En ese último poema la autora muestra su alma desnuda, sin estridencias, con la tranquilidad de quien se sienta en la serenidad de la creación literaria. Y sólo nos queda, como lectores, esperar que esa magia se reinvente en nuevos poemas.
*Profesor de Letras e Historia, periodista, escritor y director de Diario Cuarto Poder.
Noticia sobre la autora
Susana Noé Teitelbaum nació en Salta en 1946. Se radicó en Tucumán, por motivos de estudio, en 1965. Es licenciada en Trabajo Social y Magister en Ciencias Sociales.
En el ámbito de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ejerció la docencia como Profesora Asociada de Práctica de Trabajo Social Familiar, investigadora categorizada y directora de múltiples proyectos de investigación hasta 2017.
Fue la Primera Coordinadora del Observatorio de la Mujer de Tucumán y Supervisora del Servicio de Asistencia Social Escolar (SASE).
Recibió la distinción Mujer Destacada en el año 2010, por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y numerosos reconocimientos por su lucha en los DD.HH de las mujeres.
Ha publicado en numerosos ámbitos siempre en el campo social donde ejerció su profesión.
Su amor por las letras, su pasión por la poesía siempre estuvo presente desde su adolescencia. En el presente tomó la decisión de dar a conocer su escritura.