El actor Diego Mesaglio saltó a la fama siendo tan solo un niño al protagonizar inolvidables ficciones juveniles como Chiquititas, Verano del ’98 y Rebelde Way. La popularidad y el reconocimiento del público no fueron un impacto en su vida, siempre formaron parte de ella.
El verdadero y drástico cambio en su vida se produjo hace cuatro años, cuando sufrió un accidente doméstico que comprometió seriamente su salud. El propio actor narró lo sucedido durante su visita a PH, Podemos Hablar, el ciclo que conduce Andy Kusnetzoff por la pantalla de Telefe.
Según su relato, todo comenzó cuando tuvo un percance en su casa: “Puse la botellita de alcohol mal ubicada en la repisa del baño. Cuando se cae para un lado la agarro y sale el chorro de alcohol, que me entró justo en el ojo“.
Inmediatamente se dirigió a un centro médico pero, según contó, no recibió una asistencia adecuada: “No me lavaron bien. Me echaron anestesia y el médico me dio el tarrito con más anestesia y me dijo las palabras mágicas: ‘Cuando te duela, ponete‘”.
El actor volvió a su casa y en el transcurso de la noche vació el contenido del tarro en su ojo. Luego, se enteró de que solo debía aplicar una gota cada 12 horas. Entre el alcohol que aún tenía en el ojo y el exceso de anestesia, se le quemó la córnea.
“Automáticamente comencé a recorrer médicos. En el Hospital de Clínicas, donde estoy haciendo actualmente el tratamiento, hicieron de todo para recuperar el ojo, operaciones, todo lo que se tenía que hacer, y cada vez veía menos. O sea, a partir de que se me cayó el alcohol nunca tuve una visión clara”, contó.
Mesaglio tuvo que someterse a siete operaciones y en una de ellas un virus le atacó el ojo: “Está dentro de las 17 peores infecciones que puede tener el ser humano porque va del ojo a la cabeza en horas. Así que automáticamente se dejó el tema de la visión para matar la infección, que duró seis meses, y durante dos meses estuve poniéndome gotas cada 15 minutos durante las 24 horas. O sea que lo máximo que podía dormir eran 14 minutos”.
En ese sentido, contó el padecimiento que vivió: “Llegué a estar cinco días sin dormir por el ardor y el dolor. Después fue la última operación, que duró tres horas y media. Me hicieron un trasplante de urgencia pero se rechazó debido a esta infección. Ahí sentí algo, una presión en el pecho, sentía un elefante en el pecho y no podía pararme, nada. Estaba acostado en una camilla”.
“Perdí la visión, no perdí el ojo. Lo blanco que tengo es un parche de prevención porque está agujereada la córnea, estoy en lista de espera. Ahora soy alérgico a la anestesia, así que en cada operación empiezo con corticoides”, concluyó.