El juez federal Daniel Rafecas citó a indagatoria al general César Milanipor el delito de enriquecimiento ilícito. Según establecieron peritos oficiales, quien fuera el Jefe del Ejército durante el último mandato de Cristina Fernández de Kirchner no pudo justificar su nivel de vida, especialmente la compra de una casa.
El 26 de octubre pasado Milani declaró en indagatoria. A la salida y frente a las cámaras de televisión volvió a mostrarse como un militante del “proyecto nacional y popular” y saludó con dos dedos en ve. Cargó contra “el amigo de Videla” en referencia a Héctor Magnetto, CEO de Clarín,cuando le preguntaron por los casos en los que tiene pedido de indagatoria por delitos de lesa humanidad. Y habló en tercera persona sobre sí mismo cuando le consultaron sobre las objeciones del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sobre su actuación durante la dictadura: “este general -dijo Milani- no cometió ningún crimen de lesa humanidad”.
Quién sí los cometió, y por eso está detenido con prisión domiciliaria es Eduardo Barreiro, quien fue indagado como testaferro de Milani. Rafecas lo citó porque aparece en la causa por el enriquecimiento ilícito del general como el prestamista de USD 200.000 que se usaron para la compra de una casa en La Horqueta, San Isidro. Milani y Barreiro firmaron un préstamo “de mutuo” que los peritos oficiales consideraron inválido porque no había manera de demostrar su veracidad. Ni Milani ni Barreiro asentaron en sus declaraciones juradas de impuestos la deuda. Barreiro tampoco había dejado asentada la posesión de esos 200.000 dólares.
Antes de su exposición pública, en la que se lo notaba furioso, Milani había declarado ante Rafecas. Allí había presentado un escrito que luego amplió verbalmente. En su declaración, a la que se pudo acceder en fuentes de la investigación, Milani señaló que la denuncia se presentó cuando asumió como Jefe del Ejército luego de haber “hablado de un proyecto nacional y de haber puesto de pie al Ejército con la mayor recuperación de capacidades y equipamiento de los últimos 40 años, en un contexto político y de un enfrentamiento entre el grupo Clarín, algunos sectores políticos de ese momento en la oposición con apoyo de sectores de la inteligencia de la ex Secretaría de inteligencia con el gobierno”.
La compra se hizo en 2010 y según dijo Milani en el juzgado, Barreiro le llevó -en diciembre de 2009- un bolso pequeño con los 200.000 dólares hasta su oficina en el séptimo piso del edificio Libertador. Allí está la sede de la JII como se le llama a la Jefatura de Inteligencia del Ejército, lugar desde donde Milani escaló al cargo más alto de la fuerza.
El general recuerda que organizó una cena antes de la Navidad de 2009 y allí fue Barreiro con su “bolso chico” repleto de dólares. Barreiro -represor detenido en la actualidad- era por entonces el Jefe de Seguridad del Banco de la Nación Argentina. Milani asegura haber guardado el “bolso chico” en la caja fuerte sin contar el dinero y en ese mismo momento firmó el mutuo sin leer lo que decía.
Quien fuera el Jefe del Ejército aseguró que aquella noche estaba “realmente feliz” porque gracias al préstamo de su “amigo de más de 40 años” podría finalmente comprar la casa que tanto había soñado. Asegura que los otros invitados a la cena lo felicitaron por ello y que incluso brindaron para agradecerle a Barreiro.
Para intentar demostrar la veracidad de su relato, Milani le pidió a Rafecas que cite a declarar a los contertulios de aquella lejana noche de celebración. Quienes estuvieron, según Milani, aquella noche que fueron convocados por Rafecas a declarar son los coroneles Roberto Lauría, Luis María Trujillo, Ricardo Novoa, Alejandro Gazpio Aníbal Fonseca, el teniente coronel Carlos María Ferrari Del Sel, y el general Luis María Carena. Milani también pidió que declare Ernesto Goya, personal civil del Ejército, que oficiaba como su secretario y quien fuera a buscar a Barreiro al Banco Nación para que no caminara en soledad la poca distancia que separa a la entidad bancaria del Edificio Libertador con 200.000 dólares en el “bolso chico”. La versión de Milani, por supuesto, coincide con la que había dado Barreiro ante Rafecas.
Los testigos propuestos por Milani -básicamente ex subordinados suyos-desfilan por el juzgado de Rafecas. Una vez que terminen las declaraciones el juez estará en condiciones de resolver la situación procesal del general y su amigo el prestamista del “bolso chico”.