Macri busca evitar este año la revisión automática de los salarios por inflación que la Casa Rosada impulsó en 2017.
Luego de promoverla durante un año entero como forma de encauzar las negociaciones por los aumentos salariales en el sector público y en las empresas, Mauricio Macri quiere archivar la “cláusula gatillo” e imponer en las paritarias subas del 15 por ciento sin revisiones, en línea con la meta oficial de inflación prevista para 2018. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, es el encargado de salir a difundir el nuevo plan oficial. “El año pasado, para generar previsibilidad, se utilizaron los instrumentos de la cláusula de revisión, pero creemos que el año pasado es muy distinto a este año. La revisión de la meta de inflación nos permite que surjan más certezas y se puede pensar que las paritarias puedan rondar ese ámbito de negociación”, dijo Triaca a FM Millenium en referencia al 15 por ciento de inflación que se puso como meta el Gobierno .
La misma idea tiene Horacio Rodríguez Larreta, un hombre clave en la formulación de las decisiones en Cambiemos. En conversaciones privadas, el jefe de Gobierno porteño ya avisó que pretende evitar la cláusula gatillo en las paritarias de los empleados públicos de la Ciudad. “Tenemos que salir de la indexación de los salarios, porque si no, no nos corremos nunca de la inflación”, argumenta Rodríguez Larreta.
En el gobierno de María Eugenia Vidal están alineados con esa misma postura que baja desde la Casa Rosada. “Estamos en sintonía con lo que piensa la Nación en este punto”, dijo una fuente del área económica de la administración bonaerense.
El gatillo apareció en el paisaje de las paritarias a fines de 2016, cuando Vidal lo impuso en la negociación salarial con los estatales de la provincia de Buenos Aires para 2017 y luego la extendió a los docentes. En ese momento, la medida fue muy resistida por los gremios, pero a la larga -como ese gatillo se “disparó” porque la inflación superó los aumentos de la paritaria- terminó convirtiéndose en la herramienta que permitió proteger el poder adquisitivo de los salarios en un año que terminó con una inflación de 24,8%.
Los gremios conocen muy bien esa situación y es por eso que a Macri le resultará muy difícil imponer el 15% de aumentos salariales sin mecanismo de revisión automática. En el mismo Gobierno admiten que será imposible cumplir esa meta de inflación y varios de los economistas que trabajan con Macri admiten que es más realista pensar en un piso de 18% y un techo que podría llegar al 21%.
Con ese panorama, será arduo encontrar dirigentes sindicales dispuestos a convalidar el 15%. Varios de ellos ya avisaron que no lo aceptarán de ningún modo (Ver página 7). “Las pautas del Gobierno no son confiables, porque en los últimos dos años la inflación fue más alta que la que ellos mismos proyectaron. Es un clásico que en el inicio de la negociación instalen un número, pero después se negocia en cada paritaria. Rechazamos cualquier tope y vamos a sentarnos a la mesa para que el salario no pierda poder adquisitivo”, dijo Juan Carlos Schmid, uno de los tres líderes de la CGT. Los anuncios de aumentos en transporte, peajes, combustibles, energía eléctrica y gas natural que se anunciaron en las últimas semanas ayudan a reforzar esa posición de los gremios.
Esta vez, además, la negociación salarial quedará rodeada por un contexto enrarecido. En principio, aparecen las diferencias del Gobierno con varios jefes sindicales, entre ellos el camionero Hugo Moyano, por la reforma laboral. La Casa Rosada no consiguió determinar en qué fecha llevará ese proyecto de ley al Congreso. A pesar de que el Gobierno lo niega, también aparece en el cuadro la sucesión de problemas judiciales que enredaron a dirigentes sindicales en los últimos días.