En la madrugada del domingo 5 de junio, Tiziano Gravier fue brutalmente atacado a la salida de un boliche en Rosario. El hijo de Valeria Mazza y Alejandro Gravier estaba con su hermano Benicio y dos amigas cuando fue agredido por dos sujetos que lo llamaron “Tincho” y lo golpearon sin mediar otra palabra. Su caso tuvo gran repercusión mediática, por sus padres famosos y también por retratar una situación de violencia que se repite en la sociedad.
Tanto Valeria como Alejandro estuvieron hablando en estos días, comunicando los respectivos partes médicos y hasta enfrentando al abogado de los agresores, que dudó de las lesiones del joven. Tiziano, por su parte, no había hecho declaraciones públicas hasta este miércoles, que rompió el silencio en una entrevista con Telenoche.
“De a poco mejorando”, resumió Tiziano entrevistado por la conductora Luciana Geuna y procedió a contar la evolución de su salud. “La primera operación fue la fractura de la mandíbula. La segunda operación fue porque encontraron otra fisura y todavía tengo cuatro tornillos que en teoría me van a sacar la semana que viene”, contó el joven. “Las primeras dos semanas tenía unas gomas que no me dejaban hablar ni comer nada. Lo peor ya pasó”, señaló con optimismo.
En este sentido, se refirió a los primeros días luego de la cirugía. “Anímicamente fueron complicados, estuve angustiado un tiempo, tenía subidas y bajadas. Estuvo bueno que muchos amigos me vinieron a visitar al hospital y a casa”, resaltó, más tranquilo, y agregó que de a poco está volviendo a retomar su rutina. “Ayer volví a la universidad porque tenía que rendir un final. Aproveché el fin de semana largo y me fue bien”, contó el estudiante de la carrera de Negocios Digitales en la Universidad de San Andrés.
Lo que va a tener que esperar un poco es su carrera deportiva, ya que la agresión frustró el viaje con la selección de esquí alpino a Francia, donde llevan adelante la pretemporada. Mientras tanto, Tiziano inició su propio trabajo. Pude empezar a entrenar algunas cosas sin impacto, bici fija, como empezar a hacer algo. Tengo pasaje para el sur para el 16 de julio donde tendríamos dos semanas de entrenamiento fuerte, porque el circuito sudamericano, que es el más importante, arranca el 5 de agosto. Apunto a estar ahí”, se entusiasmó.
El deportista contó en primera persona y con lujo de detalles su visión de la agresión. Había salido con unos primos, y a la salida del boliche pasaron a buscar a unas amigas por otro, a cinco cuadras. Y cuando se estaban yendo, sucedió lo que quedó registrado en un video. “Yo estaba con mi hermano, cruzamos la calle, escucho que alguien de mi derecha me dice ‘Ey, tincho’, y cuando lo miro me como un golpe. No tengo tiempo de contestarle ni de reaccionar. Al primero que me pega nunca lo veo, no podría reconocerlo”, relató.
“Tengo una imagen de costado que veo como se le van a mi hermano y fue instintivo sacar a mi hermano de ahí. Recupero el equilibrio y salgo corriendo, con el envión lo empujo y lo traigo conmigo y salimos corriendo. Ya estaba escupiendo sangre y sabía que tenía la mandíbula rota”, contó con dolor. Tiziano y Benicio escaparon y pudieron comunicarse con sus padres. “Fue una llamada terrible, porque tenía la sensación de tener la mandíbula rota”.
Una vez que llegaron Valeria y Alejandro llegaron, fueron derecho al hospital. “Cuando me dijeron que me tenían que internar me cayó un poco todo. Me puse triste, porque entras al cuarto y te sentís tan vulnerable”, admitió el joven. Allí Geuna le preguntó si había pasado por situaciones similares: “‘Ey Tincho’ no me habían dicho nunca”, reconoció el deportista, y reflexionó sobre el hecho: “Entiendo que este caso tomó mucha repercusión, pero no soy el primero y lamentablemente no creo que sea el último. Hoy en día hay muchísima violencia, no creo que estos chicos me hayan pegado porque sabían quienes era mis papás. Quiero aportar mi granito de arena para que no pase más”.
A partir de entonces, fue atravesando diferentes sensaciones. Al principio sintió “bronca total” que después se transformó en angustia. “No entendía lo que había pasado. Le buscaba una explicación lógica al por qué. Era un mal humor todo el tiempo y tuve que aceptar de a poco esta nueva realidad y el proceso de recuperación que tiene el cuerpo”. Y cuando lo consultaron sobre si la agresión lo perseguía, se conmovió. “Cada vez menos, los primeros días era bastante feo. Ese momento que estás solo en tu cuarto antes de dormir. Pero ahora ya está, ya me operé dos veces y estoy pensando en recuperarme”.
fuente: infobae