Los días pasan y Facundo, el hijo de Angel “Mono” Ale, parece empeñado en seguir los pasos de su padre, ganando fama de “pesado”, en conflicto permanente con la justicia, viviendo en calidad de prófugo y protagonizando sucesos violentos en los que siempre están involucradas las armas de fuego.
Sólo que esta vez los resortes judiciales se mueven de manera muy distinta a los que hace 37 años permitieron que el padre del joven, su hermano “La Chancha” y un compinche de ambos salieran bien librados del doble crimen de Los Gardelitos, uno de los episodios más sangrientos de la historia criminal tucumana.
La tribuna Sur
Todos los indicios obtenidos por los pesquisas apuntan a un mismo objetivo: la tribuna sur del estadio de La Ciudadela, esa con una fila de casas de por medio, se recuesta sobre la calle Rondeau.
Los autoridades judiciales siguen acumulando señales para sostener que los sucesos violentos por lo que fue apuntado Facundo Ale están relacionados con la interna por el control de la barrabrava de San Martín y todos los negocios oscuros que se mueven disfrazados por la pasión futbolera.
Lo que nadie se atreve a calcular es hasta dónde llegará esta guerra por el poder, ya que involucra a los dos sectores más violentos de la parcialidad, con el poder de fuego necesario para dirimir sus diferencias de la peor forma.
Según la denuncia policial ratificada en la fiscalía de Criminalidad que encabeza María del Carmen Reuter, Mercedes Galván, histórica miembro del clan Los Gardelitos el lunes 15 el hijo del “Mono” Ale se presentó en su casa de barrio Victoria y efectuó al menos cinco disparos contra la fachada.
La mujer se ocupó de desmentir que ese hecho haya estado vinculado a la interna por el dominio de las tribunas “santas”.
Tiros al empleado municipal
El sábado a la mañana, de acuerdo a lo expuesto por un empleado municipal, Facundo Ale hizo entre cuatro y cinco disparos con un arma para evitar ser sometido a un control de tránsito, mientras estaba acompañado por otras dos personas aún no identificadas, incidente que también habría estado vinculado a la pelea entre las dos facciones.
Una investigación del personal de la seccional 3° sostiene que tras el partido de San Martín vs. Guillermo Brown, las dos facciones habían estado a punto de enfrentarse en los alrededores del estadio.
“No se armó porque gente de la Brigada se paró en la puerta y empezó a controlar que no se juntaran. Tanto es así que el personal de seguridad privada que contrata el club fueron desplazados hacia zonas más seguras”, indicó una fuente vinculada a la causa.
Un informe basado en las averiguaciones de ese grupo, afirma que Ale habría sido detectado llevando armas y que después de escapar, se dirigió hacia su casa paterna de Mate de Luna al 2.000; desde ahí fue a otra vivienda, de una tía que reside en Castelli al 400 y, por último, a una tercera ubicada en Rivadavia y Chile.
Allanamientos de inmuebles
Esos tres inmuebles fueron allanados por pedido del fiscal Diego Hevia que al principio estuvo al frente de la investigación. En la casa del “Mono” hallaron una escopeta, una pistola nueve milímetros y municiones de todo tipo, mientras que en otra secuestraron 10 gramos de cocaína.
En el informe policial, aparece una breve descripción del heredero e la violencia del clan Ale. “Es una persona conocida por su mal proceder y con antecedentes policiales… Siempre se moviliza en vehículos de alta gama, portando armas de diferentes tipos y calibres. Es un sujeto que pertenece a una parte de la barra del club de fútbol de San Martín de Tucumán, que defiende sus intereses personales bajo presión y amenazas. Es por eso que siempre anda con armas de fuego en el interior del rodado que condujere”.
Ricardo Fanlo, defensor del acusado, intentó desacreditar la investigación. “Hasta aquí no hay una evidencia sólida que lo vincule a él con las dos causas por las que fue denunciada. Él no se presenta por el momento porque estamos reuniendo más pruebas y porque, insisto, necesitamos que nos den garantías de que nada le sucederá”, explicó el letrado.
La defensa actúa
El profesional agregó que a su entender, las declaraciones del empleado municipal fueron contradictorias. “Además, él identificó a mi defendido porque los policías le mostraron fotos sacadas de Facebook. Eso es violar sus garantías”, explicó.
Más allá de todas las cuestiones legales y procesales, en las tribunas de La Ciudadela está el epicentro de este conflicto. Según versiones, todo se habría desencadenado porque un tal “Sopa”, el líder de “La Brava”, la facción que manejaba el poder en la tribuna de la calle Rondeau, decidió retirarse, mientras que para otros, se “achicó” tras las amenazas y ataques que habría recibido él y su familia, decidiendo dar un paso al costado.
Antes de dimitir, había cedido su poder a “La Barra del Oeste II”, liderada por un tal “Chuky” y a un tal “Cara i’ Gota” que, según otras investigaciones, estarían vinculados a la venta y tráfico de drogas, pero lo curioso de esta versión es que ambos habrían decidido dejar de lado viejas diferencias barriales (que incluyen al menos dos homicidios) para hacerse cargo de la hinchada uniendo el poder de fuego y de “soldaditos” para quedarse con el control.
El grupo de los supuestos sucesores también estaría integrado por una facción del barrio Victoria, que sería encabezada por varios miembros de Los Gardelitos, uno de ellos sería familiar directo de la mujer a la que le agujerearon el portón de entrada a la casa.
Esa decisión fue lo que enojó al clan Ale que, con Facundo Ale al frente, estaría intentando frustrar el “traspaso de mando”. Ese conflicto, según investigadores y referentes “santos”, incluyó tiroteos, amenazas, palizas, robo de entradas de favor, secuestros y hasta simulacros de fusilamiento, aunque claro, nada de todo esto fue denunciado formalmente ante las autoridades.