Aunque faltan más de 200 días para las elecciones nacionales, el oficialismo peronista en Tucumán ya ha tomado una decisión estratégica: el congreso del Partido Justicialista (PJ) fue convocado para el viernes 4 de abril. La cita no solo servirá para definir la conformación de alianzas y el mecanismo de selección de candidatos, sino también para evaluar la cohesión interna del espacio y determinar si el sector disidente se alineará con el gobernador Osvaldo Jaldo o si, por el contrario, avanzará con una interna o incluso con una ruptura definitiva.
En política, la incertidumbre es un factor de riesgo que puede afectar la toma de decisiones estratégicas. La posibilidad de éxito aumenta cuando las variables están bajo control, y eso es precisamente lo que busca el jaldismo con este Congreso: fijar reglas claras sobre el futuro del peronismo tucumano antes de que el escenario electoral se termine de definir.
La máxima autoridad
“El congreso es la máxima autoridad dentro de nuestro partido. Allí se tomarán decisiones sobre una posible interna y trabajaremos para que, en caso de que se produzca, no interfiera con las elecciones nacionales”, declaró el presidente subrogante de la Legislatura, Sergio Mansilla. Además, en respuesta a las especulaciones sobre una posible intervención del PJ, enfatizó que el partido está completamente normalizado. “Las cuestiones internas son un tema aparte. Una vez resueltas, ya sea por consenso o disenso, nos enfocaremos en octubre de la mejor manera posible. Nuestra política provincial se basa en la presencia del Estado en áreas clave como salud, educación, justicia y seguridad”, concluyó.
Si bien aún no se confirmó el lugar donde se llevará a cabo el congreso, trascendió que Monte Bello, sede del encuentro partidario de septiembre de 2024 en el que se ratificó la postura dialoguista del gobierno provincial con la Nación, es una de las opciones más firmes. Sin embargo, también se están evaluando otras locaciones.
El principal objetivo del congreso será definir la conformación de alianzas electorales y establecer la fecha para una interna que determine las candidaturas. No obstante, más allá de su función formal, el encuentro tiene una fuerte connotación política, ya que se espera que sirva para presionar a los sectores disidentes a definir su postura frente al liderazgo de Jaldo.
Desde la mesa chica del gobernador aseguran que el diálogo con el sector antiMilei –integrado por figuras como los senadores Juan Manzur (presidente del PJ) y Sandra Mendoza, el diputado Pablo Yedlin y los legisladores Gabriel Yedlin, Christian Rodríguez y Javier Noguera (quien ya ha sido mencionado como posible candidato a diputado)– está en marcha. Aseguran que, si no se logra un acuerdo, la alternativa será resolver la disputa en las urnas. “Esperamos que prime la unidad”, sostienen.
Posible intervención
En cuanto a las versiones sobre una posible intervención del PJ tucumano, fuentes cercanas al oficialismo rechazan esa posibilidad y afirman que el partido se encuentra en orden tanto a nivel administrativo como orgánico. “No hay ningún argumento para que el partido sea intervenido”, subrayan.
Desde el entorno de Jaldo confían en que el gobernador cuenta con el respaldo de al menos el 80% de los congresales y consejeros, lo que le permitiría ejercer un control firme sobre el congreso y minimizar la posibilidad de sorpresas. “Si los disidentes quieren negociar y no lo hacen, deberían presentarse en el congreso”, desafían.
Sin embargo, en el sector peronista que rechaza el liderazgo de Jaldo creen que esta convocatoria anticipada es una señal de desesperación más que de fortaleza. Desde la línea antilibertaria sostienen que el gobernador busca adelantar los tiempos para forzar definiciones y desactivar cualquier intento de resistencia interna. Incluso, algunos dirigentes interpretan que detrás de esta maniobra hay un intento de vaciar el partido, con el objetivo de que pierda legitimidad y poder de negociación.
“El PJ es un partido nacional, y los candidatos que se elijan deben representar la voluntad del partido. No podemos permitir que se elijan postulantes que luego terminen compitiendo por fuera del espacio”, advierten desde el sector crítico.
Chahla marca distancia
En medio de este panorama, la intendenta de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla, intentó marcar distancia de la interna y evitó posicionarse a favor de uno u otro sector. “Para mí, hay un solo peronismo; no tenemos que polarizar esto. Tenemos herramientas, como las internas, para resolver nuestras diferencias de manera democrática. Nosotros acompañaremos a quien gane las internas, como corresponde”, afirmó en declaraciones a la prensa.
Además, descartó la posibilidad de ser candidata testimonial. “De ninguna manera. Tampoco me lo ofrecerían porque tanto el gobernador como el vicegobernador me conocen bien: lo mío no es lo testimonial. Mi responsabilidad es gestionar el municipio, y esa es mi prioridad”, remarcó.
Postura de Cisnero
Por su parte, el diputado Carlos Cisneros, quien ha sido un fuerte opositor al gobierno de Javier Milei, consideró que una interna sería una alternativa saludable para dirimir las diferencias dentro del PJ, aunque insistió en la necesidad de priorizar la unidad del espacio.
“Es bueno que todas las posiciones sean escuchadas y que los compañeros puedan expresarse libremente. La mejor forma de hacerlo es participando en una interna. Pero debemos ser cuidadosos con nuestras declaraciones y con la forma en que nos dirigimos a nuestros compañeros, porque luego hay diferencias que se tornan insalvables, como nos pasó en 2021”, advirtió.
Finalmente, Cisneros hizo una aclaración tajante sobre su posición política: “Nunca fui kirchnerista”, sentenció.