Dentro del gobierno nacional señalan al titular de la ANSeS como uno de los responsables del escándalo del viernes con los jubilados en medio de la cuarentena. Por ahora sigue en su cargo. Es amigo del Papa, de Juan Grabois, es kirchnerista y de la Cámpora. Igual, quedó mal parado.
El jefe de la sede la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) Ituzaingó, Buenos Aires, se llama José Bergoglio. Es el sobrino de Jorge Bergoglio. El Papa Francisco. Quien lo designó en ese cargo fue el titular del organismo a nivel nacional, Alejandro Vanoli Long Biocca. Se encarga de gestionar los pagos y trámites para los jubilados, pensionados, y para otros beneficiarios de planes sociales, además de otro largo listado de misiones. Mucho poder y dinero.
Vanoli Long Biocca figura con esos tres apellidos en su DNI en cada documento oficial que lleva su firma. Él prefiere que se lo identifique más corto y directo: Alejandro Vanoli. Desde hace años cultiva una relación con los miembros de la Iglesia Argentina cercanos a Bergoglio. Su mayor vínculo con ese círculo de poder y fe es el titular de la a la Pastoral Social porteña, Carlos Accaputo. Juan Grabois, líder de la CTEP y amigo también del Papa Francisco, le habría sugerido a Vanoli a secas que designe al sobrino de Bergoglio en ANSES Ituzaingó.
Bergoglio ya era funcionario de ese ente público y había hecho carrera propia antes ser ayudado por un impulso final. Vanoli tiene una larga carrera en la burocracia de la economía del Estado. Entre otros cargos públicos, ocupó la vicepresidencia y luego la presidencia de la Comisión Nacional de Valores durante las primeras gestiones K; y fue presidente del Banco Central (BCRA) en el último mandato de Cristina Fernández. Hoy es el titular de la ANSES.
Según fuentes inobjetables de la Casa Rosada, Vanoli es el centro de las críticas más rotundas del Presidente tras el desastre social -y muy probablemente sanitario- que se generó el viernes pasado, cuando las sedes de los bancos se atestaron de mujeres y hombres de la tercera edad, y de personas ansiosas, necesitadas y probablemente desinformadas que se juntaron de a miles a buscar dinero que el ANSES depositaría en los bancos, reabiertos desde el inicio del aislamiento obligatorio.
Todo pasó en medio del cuidado propuesto por el Estado, y que un sector mayoritario de la sociedad había cumplido, para mantenerse en sus casas para evitar el contagio de la nueva peste. Las opiniones de los especialistas de la ciencia y de la política son unánimes: las colas en los bancos, laberintos interminables, fueron el escenario “inadmisible” en pleno posible contagio del virus Covid-19. Un pandemonio en la pandemia.
En declaraciones a Radio Mitre, el presidente Fernández opinó ayer en el mismo sentido. Dijo además que se había sentido “preocupado, molesto y enojado” cuando detectó lo que pasaba. Y se sinceró al describir el operativo de pago de ANSES, con los bancos reabiertos tras estar cerrados desde que empezó el aislamiento, como “una improvisación”.
Hablando de su propio equipo, admitió que “alguien hizo las cosas mal, no cabe dudas”. No dio nombres. Pero Clarín está en condiciones de afirmar, de acuerdo a fuentes oficiales de primera línea, que Fernández está convencido que el “primer responsable” de lo que pasó fue Alejandro Vanoli. Ese enojo se basa en el titular de la ANSES no pudo o no supo prevenir que habría un aluvión de un millón de beneficiarios de su organismo en las entidades financieras.
Una semana atrás, el viernes 27 de marzo, el pago de haberes jubilatorios, pero a través de cajeros automáticos, hizo que también se amuchen multitudes allí donde no debía estar casi nadie. “Fue increíble. Nunca pensamos que iban a aparecer tantos jubilados a buscar su dinero de la jubilación anterior a pesar de que la plata iba a seguir en sus cuentas bancarias. Los entendemos, por supuesto”, describe un hombre del Presidente que habla como si fuera él. Y agrega: “Vanoli no supo informar bien a los jubilados si tenían o no que ir a los bancos”.
Más allá de su enojo con Vanoli, Fernández no le pediría la renuncia en el corto plazo, aseguraron en su entorno. En sus declaraciones públicas ratificó esa decisión.Vanoli no presentó su dimisión, tampoco, informaron funcionarios que se reunieron con él en las últimas horas de vértigo.El otro funcionario que actuó antes, durante y después de la salida masiva de potenciales víctimas del Covid-19 fue el el titular del BCRA, Miguel Pesce. Éste último, al contrario de Vanoli, es un viejo amigo de Fernández. El titular de la ANSES, en cambio, transita su crisis sin red de contención. No lo defiende, según averiguó Clarín, ni siquiera su ex jefa política, Cristina Fernández.
Incluso la agrupación juvenil La Cámpora, la más fiel a la hoy vice, mantiene una disputa con Vanoli. El secretario general de la ANSES, Santiago Fraschini, es “camporista” y ya tuvo varias peleas con él.
Hoy, la referente de Vanoli en el Gobierno es la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont. Él llegó a su actual cargo gracias a las gestiones, también, del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a quien conoció cuando se sumó a los equipos técnicos del “Grupo Callao”, integrado por los fundadores de lo que en el oficialismo se denomina “albertismo” Ayer, el día después del desastre, el sistema bancario funcionó con mayor agilidad.
La evidencia es evidente: algo se acomodó.
El viernes por la noche, el propio Fernández le habría pedido a Vanoli que informe sobre un nuevo cronograma de pagos para los jubilados.Vanoli resiste. La oposición y el Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, pidieron su renuncia.El caos de los bancos, declaró Vanoli el viernes por la mañana, era “previsible”.¿Cómo es posible que no se haya previsto entonces un drama que estaba previsto?.
Lo que se enumerará en las próximas líneas es información pública. Ni confidencial, ni secreta. Se encuentra en la cuenta de Twitter de Vanoli y en los diarios y portales fechados más de una semana atrás pero que aun se pueden leer en la web.
El domingo pasado, Pesce, del BCRA, tras el primer viernes de caos y dramas de jubilados en los cajeros automáticos, le pidió al secretario general del gremio de los empleados de bancos, Sergio Palazzo, que ante el inminente nuevo pago que haría la ANSES las entidades debían abrir sus puertas para acelerar los trámites de cobro. Al otro día, lunes, Palazzo confirmó que las entidades financieras atenderían a los jubilados y pensionados, y a los beneficiarios de los planes sociales de ANSES. Habló del tema con el propio Presidente.Más allá de eso, todo indicaba que lo que pasó iba a pasar. Y pasó.
fuente. clarin