Por Fabián Seidán de Diario Cuarto Poder. Se viene el nuevo gobierno de Osvaldo Jaldo, administración que estará signada por la austeridad en el gasto y la convocatoria a todas las fuerzas políticas para trabajar en pos del progreso de la provincia y el bien de los tucumanos, en tiempos que se avizoran difíciles, desde lo económico y financiero.
El nuevo gobierno de todos los tucumanos
Termina el mandato de Juan Manzur en Tucumán y Osvaldo Jaldo se alista para asumir en su lugar, tras imponerse en las últimas elecciones provinciales con el voto de más de 600 mil tucumanos.
La ceremonia protocolar se llevará a cabo el domingo 29 de octubre, a las 10 de la mañana, en el teatro San Martín, mientras que los legisladores asumirán sus funciones el sábado 28 de octubre.
Para esa fecha, Jaldo invitó a todos los tucumanos, sin ninguna excepción y sin ninguna bandería política, a participar de la ceremonia “porque el lunes 30, junto con el vicegobernador Miguel Acevedo, vamos a gobernar para la totalidad de los tucumanos, sin distinción de colores políticos”.
Jaldo, que es un hombre del interior provincial, ha manifestado públicamente que quiere poner su impronta al gobierno, hacer un giro de 180 grados, y si bien es un peronista tradicionalista y conservador, todos saben que es pragmático, organizado y que está abierto al diálogo, con todos los sectores (políticos, económicos y sociales); justamente, su principal fortaleza que lo ungió en la política.
Inflación, salarios, salud y colectivos urbanos
El flamante gobernador deberá acomodar el eje de su administración a los tiempos que corren: elevada inflación, menos ingresos nacionales coparticipables y crecientes reclamos de ajustes salariales y de precios, en la administración pública y el sector privado, respectivamente.
De muestra basta un botón: en los últimos días de septiembre crecieron los reclamos y amenazas de paros y movilización en sectores como la construcción (privada y pública), en trabajadores del Subsidio de Salud, Educación, Salud Pública (está de paro el gremio de SITAS que aglutina a la mayoría de los médicos); y en el transporte urbano de pasajeros; entre otros.
Todo tiene un común denominador: la creciente inflación que afecta a los ingresos y empobrece a las familias.
La suba de precios, principalmente de los alimentos, tarifas y servicios básicos, hace necesario que se reduzcan de 6 a 4 meses la revisión de las paritarias pactadas. Y ese es uno de los principales temas que deberá resolver el flamante mandatario.
A todo se suma la amenaza constante del sector del transporte público de pasajero que todos los meses –literalmente-, pone en vilo a la comunidad con sus amenazas de paros por problemas salariales.
La situación se torna dramática ya que la provincia viene sacando las papas del fuego con adelantos de pago de subsidios al sector, pero llegará el día en que ni la Nación ni la provincia lleguen a tiempo con el auxilio a los empresarios de AETAT, y reine el caos en el sector.
Sector que pide un boleto mínimo de $504, para poder trabajar sin déficit y pagar los sueldos de sus empleados en tiempo y forma. Actualmente el boleto mínimo está en 120 pesos, valor logrado en agosto último.
“Que el Estado se haga cargo”
Los empresarios del transporte público de pasajeros de Tucumán formalizaron ante el Concejo Deliberante el nuevo pedido de aumento en la tarifa del servicio. En este caso, la cámara del sector consideró que el valor del viaje en la capital debe ser de $504; es decir 320% más caro.
AETAT ratificó que si el Estado o el poder concedente consideran que el valor arrojado por el estudio de costos es excesivo y que la población no puede pagar los que realmente cuesta el servicio, debe entonces hacerse cargo de parte del costo otorgando subsidios a los prestadores.
Para el sostenimiento del transporte público en Tucumán, la Nación aporta hoy $680 millones mensuales, mientras que la Provincia hace lo propio con otros $750 millones. Sólo en planilla salarial, el sector demanda $ 1.600 millones por mes.
La Salud y la ley de Carrera Sanitaria
Otro flanco que deberá atender Jaldo es el de los trabajadores autoconvocados de la Salud (SITAS), quienes actualmente se encuentran realizando medidas de fuerza en los hospitales en reclamo de la puesta en marcha de la Ley de Carrera Sanitaria, proyecto que fue prometido, tratado y aprobado en la Legislatura, pero que hasta el momento no fue promulgada.
El gremio de SITAS realiza un paro por tiempo indeterminado en reclamo del cumplimiento de la Ley de Carrera Sanitaria. Desde el 8 de septiembre la atención en todos los centros asistenciales de la provincia quedó restringida únicamente a casos de urgencia.
Sobre la implementación de la ley que reforma los coeficientes en los 4 niveles de la Salud, del A al D, permitiría mejorar los sueldos en todas las áreas, en algunos casos hasta un 80%. El ministro Luis Medina Ruiz se había comprometido a ponerlo en marcha, juró que lo haría, pero no lo hizo, la ley sigue sin promulgarse y los médicos cobrando salarios bajos. De ahí el malestar.
Menos ingresos para las provincias
Para el colmo, la modificación del Impuesto a las Ganancias, que beneficia a unas 800 mil personas, termina afectando a la mayoría de los argentinos, ya que tendrá en lo inmediato un costo fiscal de $577.600 millones para las provincias (según estima un informe privado).
Es que la suba de 152% del mínimo no imponible del tributo, tiene un costo fiscal cercano a un billón de pesos. De esa pérdida de recaudación, más del 57% recae sobre las provincias, pues se trata de un tributo coparticipable, o sea que se reparte entre la Nación y los 24 distritos del país.
Jaldo sabe que la situación económica-financiera del país es difícil y que a partir de 2024 habrá que remarla para hacerse de fondos. En ese contexto, habla de recortes en determinadas partidas públicas, fusión de reparticiones y austeridad en el gasto.
Por eso no extraña que hace poco, exteriorizara su enojo frente al nombramiento, designaciones y ascensos de últimas horas en distintos niveles jerárquicos de la administración saliente.
El flamante mandatario quiere empezar con el pie derecho su gestión y por eso habla de “momentos de austeridad” y busca que Estado dé el ejemplo.
Que nada, ni nadie, comprometa el futuro de su administración.