En su cuarta jornada de viaje en Polonia para participar en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el sumo pontífice alertó además a los sacerdotes sobre “la tentación de quedarse encerrados por comodidad”.

“¿Cómo no sentir aquí el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II: «¡Abrid las puertas!»?”, recordó el Pontífice este sábado al dar misa en el Santuario dedicado al santo polaco, edificado sobre la fábrica de sodas “Solvay”, en la que un joven Karol Wojtyla trabajó durante la Segunda Guerra Mundial.

“No obstante, en nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros ámbitos”, alertó el Papa de frente a sacerdotes, religiosos y seminaristas polacos.

“Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta. Se trata de emprender un éxodo de nuestro yo, de perder la vida por él, siguiendo el camino de la entrega de sí mismo”, enfatizó, reforzando el pedido por una “Iglesia en salida” que estableció en su exhortación apostólica de 2014, Evangelii Gaudium (“La alegra del Evangelio”).

En ese marco, y en el contexto de denuncias sobre las propiedades de algunos miembros de la Curia -reveladas a fines de 2015 en Italia- el Pontífice aseveró que “en otras palabras, la vida de sus discípulos más cercanos -como estamos llamados a ser- está hecha de amor concreto, es decir, de servicio y disponibilidad”.

“Es una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada para nuestras propias comodidades. Ni deberían existir”, agregó.

“Quien ha optado por configurar toda su existencia con Jesús ya no elige dónde estar, sino que va allá donde se le envía, dispuesto a responder a quien lo llama; tampoco dispone de su propio tiempo”, planteó Bergoglio, y destacó que “la casa en la que reside no le pertenece, porque la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de su misión”.

Francisco inició el cuarto día de su estadía en Polonia con una visita a la capilla de la Santa Faustina Kowalski y luego se trasladó en Papamóvil hacia el Santuario Divina Misericordia, en las afueras de Cracovia.

Luego de visitar ayer el campo de exterminio nazi de Auschwitz y encabezar un Vía Crucis ante más de 600 mil jóvenes que participan en la ciudad polaca de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Pontífice hará hoy la vigilia previa al cierre de la JMJ previsto para mañana.

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