El ambicioso plan para 3000 refugiados sirios que se impuso Mauricio Macri cuando llegó al poder está lejos de cumplir aquella meta anunciada: desde que se inició el programa en el 2014 hasta ahora llegaron a la Argentina unas 340 personas, apenas el 10% de la totalidad de los refugiados que había comunicado el presidente que llegarían al país.
Según cifras oficiales de la Dirección de Migraciones, durante 2017 ingresaron al país 165 solicitantes. Se trata de la mayor cifra desde que se inició el programa en 2014. Pero la sumatoria total de 340 personas que llegaron desde entonces no cubren los 3000 refugiados anunciados.
Fuentes calificadas del gobierno explicaron que hay varios motivos que explican este escaso resultado alcanzado hasta ahora para el Plan Siria: la falta de un presupuesto global para sustentar toda la estrategia del traslado e instalación de los refugiados; los problemas que hay en la frontera del Líbano para hacer un estudio de inteligencia para evitar que vengan eventuales infiltrados del terrorismo; la escasa estructura que mostraron algunas provincias para recibir a los sirios que escapan de la guerra; o la falta de interés de los mismos sirios en venir a la Argentina.
Según dijeron desde la Dirección de Migraciones “en la temática del Programa Siria el gobierno argentino sigue avanzando y trabajando junto a otros organismos e instituciones, incluidas la Organización internacional para las Migraciones (OIM) y el Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados)”. La intención del gobierno es continuar en forma paulatina con el programa y evitar un aluvión de los 3000 sirios prometidos para el programa especial de visado humanitario para extranjeros afectados por el conflicto de la República Arabe Siria.
El Programa Siria redefinido por el gobierno de Macri creó la denominada Mesa Siria, con funcionamiento también en varias provincias, que es multidisciplinaria y que hace unos días concretó el primer Encuentro Nacional de Autoridades del Programa Siria. Allí hubo medio centenar de asistentes, entre las autoridades nacionales y los representantes provinciales que conforman las diferentes mesas. Se dialogó de todas las problemáticas que enfrenta la resolución completa del programa anunciado.
Hasta el momento, los principales lugares de residencia de quienes arribaron por el Programa Siria son: la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Salta, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán y San Luis.
Desde el 2012 (a menos de un año del inicio del conflicto en la región) hasta noviembre de 2017 cerca de 1.700 sirios ingresaron a la Argentina mediante los tres mecanismos existentes: el Programa Siria, las solicitudes de asilo o reunificación familiar con refugio reconocido (por medio de la Comisión Nacional de Refugiados – Conare) y los visados emitidos por las representaciones consulares por distintas subcategorías migratorias.
El presidente Macri, en consonancia con el mensaje del papa Francisco que buscó fomentar en todos los países planes para refugiados sirios, trató de darle impulso a este programa humanitario. En el 2016 presentó ante Naciones Unidas la idea de llevar a 3000 la cantidad de refugiados que escapan de la guerra de Siria a la Argentina.
Un funcionario de la Casa Rosada admitió que no resulta “nada sencillo” el esquema de control y filtro de identidades que se realiza en Líbano, en la frontera con Siria. Si bien la Argentina cuenta con apoyo de servicios de inteligencia de Alemania, Estados Unidos, Israel y otros países, muchos sirios que escapan de la guerra carecen de documentación y no se puede cotejar un comparativo en las bases de datos de terroristas. Funcionarios de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y de Migraciones trabajan en el Líbano desde hace más de un año tratando de realizar un control de los sirios que quieren venir a la Argentina.
Otro de los puntos complejos para dar con la totalidad de los 3000 refugiados anunciados por Macri es que no hay un presupuesto adecuado que solvente el traslado y toda la apoyatura logística que este programa requiere. Desde la Unión Europea hubo especialistas que vinieron a la Argentina a colaborar con la capacitación para la recepción de los refugiados sirios. Pero no todas las provincias pueden recibirlos porque hay comunidades sirias que no cuentan con la estructura de salud, educación y asistencia mínima que requiere una familia.
La Dirección de Migraciones armó desde fines del año pasado la denominada “Mesa Siria” conformada por los Ministerios de Educación, Salud, Interior, Seguridad, Producción, Trabajo, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y las ONG relacionadas con la temática siria. Desde ese entonces hubo pocos avances a la hora de llevarse adelante el programa de refugio de 3000 sirios.
Desde mediados del 2017, ACNUR y OIM están apoyando la implementación del Programa, en particular en lo que refiere a la identificación, traslado e integración de estas familias en la Argentina; acciones que son llevadas adelante en el marco del Mecanismo de Apoyo Conjunto para Países de Reasentamiento Emergentes (ERCM, por sus siglas en inglés). Este mecanismo, liderado por ambas agencias, ha sido creado para ofrecer apoyo técnico y financiero a países emergentes con interés en establecer o fortalecer programas de reasentamiento.
Dentro del Programa Siria, las personas “llamantes” u organizaciones “requirentes” cumplen un papel fundamental al asumir el compromiso de brindar alojamiento y manutención de forma voluntaria a las personas beneficiarias provenientes de Siria, con el fin de acompañar su proceso de integración para llegar a ser autosuficientes, por el término de doce meses o un plazo menor en caso que los beneficiarios cuenten con los medios suficientes para su auto sustentabilidad.
Pero no siempre los “llamantes” o “requirentes” pueden afrontar la totalidad del programa prometido.