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Según las nuevas estadísticas publicadas esta semana por el INDEC, las personas que ganan más de 280.000 pesos por mes, o sea 373 dólares, están en el 10% más rico de la Argentina.

El promedio de ingresos per cápita de la población es de 87.310 pesos, o sea 116 dólares.

Aunque la economía argentina se acerca a niveles técnicos de pleno empleo, con la menor tasa de desocupación de los últimos siete años, la pobreza no deja de escalar y a fin de año estaría superando el pico de 42% que tocó durante la pandemia.

El próximo miércoles el INDEC dará a conocer el registro de pobreza del primer semestre de este año. Según datos previos ese registro rondará el 40,1%, cinco puntos porcentuales más que en el primer semestre de 2022.

Ese porcentaje equivale a 18,5 millones de pobres, pero cuando se difunda será un dato viejo que no llegará a reflejar el impacto de la inflación del 12,4% de agosto. Según los cálculos del economista Fernando Marull el salto del índice de precios al consumidor del mes pasado, el más fuerte en 31 años, hundió en la pobreza a otras 500.000 personas.

En paralelo, el desempleo bajó a 6,2% en el segundo trimestre (último dato oficial), el menor índice en siete años. A la vez, la radiografía social deja en evidencia que tener trabajo ya no alcanza para escabullirse de la pobreza.

“El mínimo del desempleo no es buena noticia con 40% de pobreza. Que se dé un desempleo en mínimos con tanta pobreza refleja claramente el impacto de la inflación en los salarios y la creación de empleo de baja calidad (informales e independientes de baja calificación, changas)”, señala Milagros Gismondi, de la consultora Empiria.

“El empleo en récords es, lamentablemente, una señal de la crisis y no una virtud del modelo actual: más trabajadores salen a un mercado laboral que en muchos casos es de subsistencia”, remarca Gismondi.

Para Leopoldo Tornarolli, economista del CEDLAS-UNLP, la economía en niveles cercanos al pleno empleo ayuda a evitar que la pobreza se dispare a niveles incluso más altos.

“La pobreza no está subiendo más de lo que sube en un contexto de inflación elevadísima debido a que el mercado laboral ayuda a contener esa suba con empleos que aunque sean de poca calidad complementan los ingresos de los hogares. Sin esta dinámica del mercado laboral la pobreza, debido a la inflación, hubiera subido muchísimo más que lo que subió”, destaca.

Por su parte Juan Luis Bour, economista de FIEL, agrega que “el empleo crece pero poco en una economía que ya no tracciona”.

“El desempleo cae porque hay menos gente saliendo a buscar trabajo. Y no salen a buscar porque las políticas publicas aplican compensaciones diversas como los subsidios y porque creen que no van a poder conseguir un empleo”, dice.

Para Bour la inflación no es la única explicación para el salto de la pobreza con bajo desempleo. Señala que una de las razones adicionales es que “la productividad promedio viene cayendo en los últimos 10 ó 15 años. Cuando pasa eso tarde o temprano los ingresos se ajustan a esa productividad baja y los ingresos caen”.

De este modo, “lo que tenemos ahora es un equilibrio de bajo desempleo, con empleos de poca calidad, ingresos reales bajos y con una inflación muy alta que permite constantemente ajustar los costos laborales”.

“Lo que tenemos son fotos viejas. La foto de pobreza va a empeorar de la mano de la aceleración inflacionaria, a la que los ingresos y salarios corren de atrás. También se da un fenómeno de jubilados que son pobres”, menciona Martín Kalos, de la consultora Épica

El golpe no es igual para todos. Kalos marca que el desempleo es particularmente fuerte en la juventud, en las mujeres y en el Gran Buenos Aires. Donde esas tres variables se cruza “es donde tiene más incidencia tanto el desempleo como la pobreza”.

Tornarolli calcula que la pobreza del primer semestre estará en 40,3%. “Es una estimación conservadora. El efecto en pobreza de devaluación y nueva aceleración de inflación recién lo conoceremos en diciembre y lo más probable es que haya una nueva suba significativa”.

“Mi impresión es que la tasa de pobreza del segundo semestre completo es muy probable que se encuentre por encima del valor máximo durante la pandemia que fue del 42%”, resalta Tornarolli.

En cuanto al desempleo, para Kalos “no hay muchas razones para pensar que vaya a aumentar significativamente en los próximos meses. Básicamente porque la actividad se sostiene en muchas ramas ya que la caída de la economía que estamos viendo estuvo muy marcada por la sequía”.

Para Kalos lo que puede pasar hacia adelante es que “se profundice el fenómeno de que más gente salga a buscar trabajo y eso sume al número de desempleados”.

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