En la cafetería del predio Tita Mattiussi se respira Racing. Este pedazo blanco y celeste de Avellaneda, en realidad, es el corazón de Racing. Por acá desfilan los pibes que mañana jugarán en el Cilindro. O al menos es el sueño de todos y que sólo un puñado de afortunados podrá cumplir algún día. Entre tantos apellidos, hay dos que se destacan, que llaman la atención apenas se los escucha. Son Vietto y Kranevitter. Un par de la Reserva que hoy dirige el Lagarto Fleita (Ubeda se fue a la Selección Sub 20) y que, obviamente, son hermanos de Luciano y Matías, dos de las figuras del Sevilla. El que se fue, perdió su silla. Y Fede y Gastón quieren ocuparlas.
“El apellido es una presión, no puedo negarlo. Lucho dejó una gran imagen en el club. Fue vistoso y tuvo una muy buena venta a Europa. Pero a mí no me cansa que me digan que soy el hermano de… Creo que con partidos y goles uno va empezando a ser Federico”, le dice a Olé el goleador de la Quinta y hoy titular en Reserva, donde lleva dos goles. El hermano del ex River, al igual que Matías, también es volante. Y ya de entrada muestra una personalidad que asombra. “Llegué desde Atlético Tucumán en 2015 y quedé en Racing. Le dije a mi hermano que no quería ir a River porque me iban a a decir que estaba ahí por él. Yo soy Gastón, no Matías. Quiero ser mejor o peor que él, pero no igual”, dice este mediocampista de muy buen pie, pero con menos marca que el mayor: “Me queda más cómodo jugar de doble cinco. Cuando juego solo se me complica un poco más”.
Mientras que uno nació futbolísticamente en Racing y ya es el 9 de la Selección Sub 20 (también pasó por Sub 15 y Sub 17), el otro se adapta cada día más a jugar en Inferiores de un equipo grande. “El nivel es muy diferente al que había en Tucumán. Me sirvió mucho para crecer”, cuenta Gastón, al que le es muy dfiícil esconder su apellido: “Cuando juego los partidos enseguida me identifican. Encima de que soy parecido, uso los botines de mi hermano. Como calzamos igual, me los manda desde España y todos tienen su nombre. Cuando sólo me dicen que soy el hermano de él me hacen sentir mal, porque parece que él es el bueno y yo soy el malo. Apenas llegué a Racing me pasó eso: decían ahí va el hermano de Kranevitter, es ese… Me miraban raro. No me gusta para nada”.
Fuente: Olé