Lo resolvió un juez de Rosario; los adoptantes habían cuidado al pequeño desde los 15 días de vida.
Se transformó en una historia de amor entre los fríos pasillos de tribunales donde se imparte “justicia”. Un juez autorizó la adopción plena de un niño de tres años que fue dejado por sus padres biológicos a unos vecinos y amigos del barrio, que cuidaron del pequeño desde los 15 días de vida.
“Se trata de gente que no estaba pensando en algo espurio sino en un acto de amor”, aseguró el juez del Tribunal de Familia Nº 5 de Rosario, Marcelo Molina. Pero para este fallo en el que imperó el “amor” el magistrado tuvo que declarar inconstitucionales tres artículos del Código Civil y Comercial.
Si bien esta nueva normativa prohíbe tanto las entregas directas de niños como las guardas de hecho, judiciales o administrativas, el magistrado remarcó que esta guarda fue anterior a la vigencia del código y que no hubo ilícito alguno. “Si aplico la letra de fría de la ley me equivoco. El interés de ese niñito es superior”, agregó el magistrado en diálogo con los medios.
El juez tomó la decisión luego de corroborar la existencia de un sólido vínculo del niño con los vecinos que recibieron al pequeño. Los padres biológicos, a su vez, prestaron su conformidad con la adopción plena, que contó con el aval de la Dirección Provincial de Niñez de Santa Fe.
En la audiencia en tribunales que se realizó ayer el juez vio con sus propios ojos la afinidad del niño con su padre adoptivo. Cuando entró a la sala el chico gritó papá y fue a abrazarse con la persona que no es su padre biológico pero cuidó del niño desde que tenía 15 días de vida.
“Sólo les faltaba una pelota para ponerse a jugar”, reconstruyó Molina la escena de aquel encuentro. “¿Quién puede decir que no es el padre?”, sostuvo.