A dos días de la tragedia en la avenida Mate de Luna, sólo basta con caminar por las calles tucumanas para ver conductores cruzar en rojo, girar sin mirar a los peatones o manejar con exceso de velocidad sin ningún respeto por los demás.
A cualquier hora, muchas esquinas de la avenida Mate de Luna se convierten en un compendio de infracciones de tránsito: conducir usando celulares, invadir sendas peatonales, apretar demasiado el acelerador y el peligroso hábito de violar la luz roja del semáforo. Vehículos que sobrepasan por la derecha, motociclistas sin casco, automovilistas sin cinturón son otras faltas comunes. Y ciclistas que circulan como si las normas no los alcanzasen.
Intolerantes y violentos al volante
En la intersección de esa avenida con la calle Constitución, donde el lunes fallecieron dos motociclistas, también se repiten las imprudencias de los conductores. Los peatones, en tanto, cruzan corriendo. Si no se apuran, aparecen los bocinazos y los insultos de quienes manejan autos y motos.
Aunque en teoría pueden resultar más seguras, las avenidas de la ciudad son incluso más peligrosas que las rutas. Al menos eso dejan en claro las estadísticas. Según los datos del observatorio vial, en la provincia el año pasado fallecieron 241 personas en distintos accidentes. El 77% de esos incidentes mortales ocurrieron en áreas urbanas. Y se calcula que el 70% de los siniestros se registran en el Gran San Miguel de Tucumán.
El error humano
¿Qué pasa en las ciudades? Las imprudencias están a la orden del día. “La principal causa de la siniestralidad vial es el error humano (85%), seguido por el medio, es decir el estado de la vía, las condiciones climáticas y el estado del vehículo. En la mayoría de los casos, los incidentes obedecen a errores propios de conducción, ya sea por actitud negligente o por distracción”, explica el secretario de Transporte de la provincia Benjamín Nieva.
El 80% de los lesionados en accidentes son motociclistas, y la mayoría tiene entre 15 y 24 años. El funcionario reconoce que es necesario mejorar los controles y las sanciones, y también la educación vial. Otro punto que considera un grave problema es el aumento del parque automotor.
Falta de controles
Acerca de la avenida Mate de Luna, Nieva aclara que es competencia del municipio capitalino. Consultado sobre la posibilidad de que se hagan controles de velocidad con radares, señaló que los municipios pueden comprar esos dispositivos y ponerlos a funcionar. “Son autónomos en ese sentido y tienen autarquía financiera”, recalcó.
“Nosotros estamos con un proyecto muy avanzado para colocación de sistemas eléctronicos de medición de velocidad, luces bajas encendidas, detectores de dominio y balanzas en rutas nacionales y provinciales”, apuntó.
Implementación del scoring
Un gran avance, consideró, será la implementación del scoring (carnet por puntos que se descuentan con cada falta, hasta llegar a la inhabilitación), que regirá desde este año. Con este sistema, por ejemplo, quienes actualmente circulen por la Mate de Luna (y por toda la provincia y el país) cometiendo habituales infracciones les esperan las siguientes penas:
– Por circular en moto sin casco: descuento de 5 puntos.
– Por no respetar semáforos: 5 puntos.
– Por exceso de velocidad: entre 5 y 10 puntos.
– Por manejar alcoholizado: 10 puntos.
La avenida Mate de Luna soporta un tráfico diario de 50.000 vehículos (más de 2.000 por hora). Un informe elaborado por el departamento de Estadísticas, de la Subsecretaría de Tránsito y Transporte de la Municipalidad capitalina, realizado en base a la cantidad de accidentes que se producen en la ciudad, ubica a esta arteria en el cuarto puesto de las avenidas más peligrosas.