-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace con ese póster del Papa Francisco? ¿Acaso se está preparando para el Congreso Eucarístico?
-No, mi estimado. Estoy recordando las sabias palabras que les dijo a los jóvenes el Santo Padre.
-¿A qué palabras se refiere?
-Hagan lío…
-Eso fue en el encuentro realizado en Brasil, si no me equivoco.
-No se equivoca amigo, pero hay algunos a los que les gusta interpretar a su conveniencia esas palabras.
-¿Puede dar un ejemplo?
-Por ejemplo, un ex candidato a intendente de Famaillá.
-¿Quién?
-Un sujeto que responde al nombre de Alcides.
-¿Quién? ¿El cantante que hacía el tema Violeta?
-¡¡¡No sea zopenco!!! Le dije que fue candidato a intendente de Famaillá y que, por consiguiente, es político y no músico como usted piensa.
-Bueno, Eduard. Me asusta cuando se pone severo.
-Es que usted no entiende, mi estimado.
-Usted me tiene que tener paciencia si me quiere sacar bueno, Eduard.
-Más paciencia, imposible, pero permítame que prosiga.
-Está bien.
-Este sujeto, que se apellida Salomón, es bastante travieso…
-¿En serio?
-Sipi, ya pateó varios hormigueros en Famaillá y es por eso que anda medio frizado.
-Pero ¿a quién responde? ¿A Juan o a José?
-En realidad esos muchachos responden a sí mismos, pero cuando se les da un poco de alas, generan quilombos.
-¿Y dónde lo pusieron?
-En un lugar donde no hará mucho daño.
-¿Qué función tiene?
-Creo que asesor de asesor…
-Usted no sirve, Eduard, siempre tan picante.
-A propósito, tengo sed. Páguese una gaseosa.
-¡¡¡Ya me jodió de nuevo!!!