Por Julio Denis* para Diario Cuarto Poder | Otro derrumbe en un edificio público desnudó la falta de controles por parte del gobierno municipal, para aquellos lugares públicos. Lo del bar de la Biblioteca Alberdi pudo ser una tragedia, pero un milagro hizo que sólo se registraran dos heridos. Desde Catastro municipal reconocieron advertencias por falta de mantenimiento pero nunca llegaron a la sanción de la clausura.
El nuevo derrumbe de Alfaro
Eran las 14 horas aproximadamente, la siesta tucumana comenzaba a aletargar el incesante movimiento del centro y más de un rezagado se apresuraba a llegar a su casa para almorzar.
En el comedor del Teatro de la Paz, ubicado en calle 9 de Julio 162, según los primeros informes, se encontraban alrededor de 15 personas, entre ellos los periodistas Daniel Villalba y Miguel Coronel, quienes disfrutaban de los conocidos menús que ofrece el bar del lugar y justamente fueron ellos quienes se llevaron la peor parte cuando el techo se vino abajo.
Ambas personas fueron transportadas de inmediato al Hospital Padilla por el Servicio de Emergencia 107. Ya en el lugar se les realizó tomografía computada y placa de RX de tórax, las cuales no arrojaron secuelas por lo que se realizaron las curaciones correspondientes y se les dio el alta.
Luego del accidente los bomberos acudieron al lugar, mientras que la Policía perímetro la cuadra por un posible nuevo derrumbe.
Una institución centenaria
La Biblioteca Popular Alberdi es una institución fundada el 06 de Julio de 1903 y pese a no tener grandes fallas estructurales es un edificio que requiere mantenimiento y control.
En ese edificio funcionan dos salas de teatro: la sala Biblioteca y el teatro La Paz, ambas situadas en la parte de atrás del inmueble.
“Personal de la Comisaría Seccional Primera se presentó en el lugar e inmediatamente se articuló el protocolo para este tipo de situaciones.
Se procedió a la evacuación de las personas que se encontraban en el lugar y se dio intervención a las Unidades Especiales como Bomberos, Defensa Civil y personal policial de Patrulla Urbana que procedió a los cortes de calles necesarios”, detalló el Jefe de Zona 1 de la Unidad Regional Capital, Comisario Juan Ibáñez.
También trabajó en el lugar personal del Siprosa y Bomberos Voluntarios de San Miguel de Tucumán.
Las bolas de Alfaro
Los famosos “bolardos”, instalados por el municipio capitalino para marcar la zona semipeatonal, no hicieron más que dificultar la llegada y las maniobras del camión de bomberos, quienes ingresaron al edificio al edificio y removieron escombros en búsqueda de posibles víctimas o heridos.
Aguilar destacó que lo que cayó sobre las personas fue un cielo raso completo de machimbre y que eran notables los daños y grietas en paredes internas del edificio.
Un recuerdo trágico
Esta situación nos trajo a la mente el terrible derrumbe del ex cine Parravicini, aquel 23 de Mayo del año pasado. Esa noche tres personas fallecieron y más de una vez nos preguntamos si aquella tragedia podría haberse evitado, si los controles hubieran terminado en clausuras y la zona hubiera sido vallada, si las autoridades municipales hicieron todo lo que debían o lo que más les convino y si acaso la vida humana no vale nada para ciertos políticos.
Ineficacia municipal
Hoy, de cara a un nuevo derrumbe podemos tener algunas respuestas. Desde la Dirección de Catastro Municipal, el ingeniero Pablo Lazarte, responsable del área, manifestó que “no se acataron las intimaciones”, pero ¿acaso la municipalidad no debería haber clausurado y vallado el edificio si ya había establecido que no se encontraba en condiciones de habilitación o mantenimiento?
El funcionario informó que Defensa civil ya había hecho intervenciones el año pasado por el estado de la edificación. “Estamos esperando que nos confirmen las actuaciones”, agregó, al tiempo que detalló que inclusive se notificó con clausuras preventivas pero “no acataron las medidas”.
Además añadió que no hay problemas edilicios, que es un problema interno, propio de la construcción antigua. Por último dijo que el edificio será clausurado en su totalidad una vez finalizada la limpieza que se lleva a cabo en el lugar.
Medida que debería haber sido tomada antes que ocurriera el derrumbe. Parece que se espera a que caiga el árbol para gritar “fuera abajo”, una lógica por demás desacertada. Como viene ocurriendo sistemáticamente, la gestión del intendente capitalino, Germán Alfaro, hace gala de desentenderse de cuanta situación peligrosa para los vecinos se presente. Nadie es responsable de nada en el éjido de San Miguel de Tucumán.
Alambres de la época de Bussi
Por su parte, el responsable del Teatro de la Paz, Sebastián Olarte, informó a nuestro sitio web: “con esta desgracia con suerte, que no fue a mayores, porque podría haber sido realmente una tragedia, pero es algo imprevisible esos techos, no se los puede medir si se caen o no, son techos muy viejos, atados con alambre y el paso del tiempo, lo va cargando con más peso. Los alambres que le pusieron en la época de Bussi, no han aguantado y han cedido y eso trajo el derrumbe del techo de la entrada de la biblioteca Alberdi, que es paralela al pasillo que lleva al teatro de la Paz”, explicó.
“De cualquier manera ya está toda la gente controlada, fue gente del teatro y de la biblioteca por el hospital para interiorizarse del estado de las dos personas que están totalmente fuera de peligro, inclusive no están internados”, sostuvo.
¿Qué hicieron con fondos recibidos de la provincia?
Seguramente tendrá que dar más de una explicación Olarte y más aún teniendo en cuenta que el titular del Ente de Cultura, Martín Ruiz Torres, comentó acerca del derrumbe de parte del techo de la biblioteca Alberdi: “El Ente de Cultura, a través de la Comisión Provincial de Teatro Independiente, le otorgó a La Paz un subsidio en agosto por $ 145.000 para el mantenimiento de la actividad teatral y en el caso de la sala Biblioteca está para salir una partida de $ 105.000, que todavía no se pagó”, explicó Ruiz.
Para la aprobación de ese subsidio -agregó- los responsables de las salas debieron presentar la habilitación de Defensa Civil municipal y planimetría.
“Ese edificio tendría para este año asignado $ 250.000, de los cuales todavía no hubo una rendición de cuentas porque no se entregó en su totalidad, pero esa rendición se hace anualmente”, aclaró.
La tragedia que no fue
Lo del Teatro de la Paz fue la “tragedia que no fue” y este pequeño milagro ocurrió gracias a la asistencia divina y a la rápida intervención de los servicios de emergencia, pero no se trata de un “accidente” sino a la acción de diversos protagonistas, quienes debían realizar los controles y clausurar de ser necesario y quienes eran los responsables del lugar y debían garantizar la seguridad de las cientos de personas que pasan semana tras semana por ese bar.
*Analista político