“Escritores contra la pandemia”: un poeta tucumano que se despoja de toda maldición

Verlaine-y-Rimbaud-abrazados

¿Quién no ha leído la desenfadada poesía de Marx Bauzá? El que lo hizo, sabe que con su particular estilo encuentra en los elementos cotidianos la profundidad de la existencia misma, al punto de negarse a ser un “poeta maldito”.

No soy un poeta maldito

Mi mamá está preocupada
porque solo he escrito un poema
en lo que va del año.
Y es que he intentado
escaparme
de la poesía
pero ella siempre vuelve a mí
como regresa
una y otra vez la bala
disparada por Verlaine
perforando la muñeca de Rimbaud,
en un cuarto de hotel de Bruselas.
Y es que he empezado una nouvelle
y marcha bien.
He intentado
volver a las melodías y al ritmo
de una música
que se resiste y desespera.
El verano ha tostado mi frente
y he leído poemas de César Vallejo
o programado exposiciones para el año.
He intentado vencer a la tristeza
y al puño
lanzado por mi hermano
contra mi pecho
y su violencia
que se repite
como un quebranto.
He bebido cervezas con amigos
y he vivido,
he muerto como las horas
y he luchado contra el olvido.
Mamá no te preocupés.
Estoy bien.
No soy un poeta maldito.
En mi vida hay alegrías y tristezas.
Hay amor y violencia.
Hay noche oscura,
esperanzas
y rayos de sol.
Hay adicciones y pobreza.
Sin embargo soy rico
en palabras y silencios.
Y sobre todo aún creo
que vivir vale la pena.
¡No hay cosa más linda
que verte,
charlar
y compartir con vos
verduras salteadas y milanesas!

Marcos Bauzá

Datos del autor en primera persona

Soy Marcos, vivo en las afueras de Las Talitas (Tucumán). Mis amigos me dicen Marx. Tengo 39 años y alterno entre el mundo del arte contemporáneo y la poesía. Me gusta el verde turquesa como el de los crayones, el Campari con jugo de naranja y el helado de chocolate amargo, maracuyá y quinotos al whisky.
Marx-Bauzá-escritor
Marx-Bauzá-escritor.
La poesía vive en mí. Se manifiesta a través de diversas formas, voces y texturas. Es en el cotidiano donde cada una de esas voces se desliza para expresar una búsqueda. Mi experiencia personal muestra matices donde el eros y el tánatos se cruzan a través del lenguaje de lo inefable. Es una forma de sublimar la experiencia humana.
Escribir poesía es arrojar molotovs en tiempos de crisis. Escribir poesía es una forma de resistencia ante lo establecido. No siempre hay amor o tristeza. En mi poesía también convoco a la ironía y la comedia, porque reír es necesario para huir de la violencia del mundo. Somos el río, dirían Borges o Heráclito. Yo río. Yo lluevo. Yo me evaporo.

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