¿Quién no ha leído la desenfadada poesía de Marx Bauzá? El que lo hizo, sabe que con su particular estilo encuentra en los elementos cotidianos la profundidad de la existencia misma, al punto de negarse a ser un “poeta maldito”.
No soy un poeta maldito
Mi mamá está preocupada
porque solo he escrito un poema
en lo que va del año.
Y es que he intentado
escaparme
de la poesía
pero ella siempre vuelve a mí
como regresa
una y otra vez la bala
disparada por Verlaine
perforando la muñeca de Rimbaud,
en un cuarto de hotel de Bruselas.
Y es que he empezado una nouvelle
y marcha bien.
He intentado
volver a las melodías y al ritmo
de una música
que se resiste y desespera.
El verano ha tostado mi frente
y he leído poemas de César Vallejo
o programado exposiciones para el año.
He intentado vencer a la tristeza
y al puño
lanzado por mi hermano
contra mi pecho
y su violencia
que se repite
como un quebranto.
He bebido cervezas con amigos
y he vivido,
he muerto como las horas
y he luchado contra el olvido.
Mamá no te preocupés.
Estoy bien.
No soy un poeta maldito.
En mi vida hay alegrías y tristezas.
Hay amor y violencia.
Hay noche oscura,
esperanzas
y rayos de sol.
Hay adicciones y pobreza.
Sin embargo soy rico
en palabras y silencios.
Y sobre todo aún creo
que vivir vale la pena.
¡No hay cosa más linda
que verte,
charlar
y compartir con vos
verduras salteadas y milanesas!
Marcos Bauzá